CIUDADES DE LA BIODIVERSIDAD
Un biocorredor que une más que lo urbano y lo rural

María Teresa y Villa Cañás, en el sur de Santa Fe, lideran iniciativas que incrementan la biodiversidad en sus territorios y promueven la sostenibilidad. El proceso, que ya tiene resultados visibles, fue ejecutado entre empresas privadas, productores agropecuarios, autoridades locales, el tercer sector y diversos miembros de las comunidades.

En las localidades santafesinas de María Teresa y Villa Cañás (Argentina), la biodiversidad tomó un protagonismo especial en 2024. Desde la creación de un biocorredor inédito hasta la inauguración de nuevas plazas, pasando por la incorporación de prácticas biodiversas en campos productivos, estos territorios han avanzado hacia una mayor conexión con la naturaleza.

En el inicio de 2024, María Teresa y Villa Cañás (4.500 y 9.800 habitantes, respectivamente) fueron seleccionadas, junto con otras seis ciudades argentinas —Mendoza, Neuquén, Corrientes, Jesús María, Escobar y Pergamino—, para participar en el programa Ciudades de la Biodiversidad, liderado por la Red de Innovación Local (RIL). 

Las dos localidades santafesinas se destacaron por un desafío particular: establecer un biocorredor que vincule sus espacios urbanos con los ecosistemas rurales que las rodean. Este proyecto fue posible gracias a la articulación con Aceitera General Deheza (AGD) y Syngenta, empresas que, junto con los gobiernos locales y productores agropecuarios, tomaron el compromiso de enriquecer la biodiversidad de la región.También con vecinos y vecinas, quienes participaron activamente en el diseño y en la apropiación de los nuevos espacios. 

“Este biocorredor demuestra que la biodiversidad es un puente que conecta las necesidades humanas con la salud del planeta. Las especies nativas cumplen un rol crucial: regulan el clima, mejoran la calidad del aire y del suelo, y generan espacios que benefician tanto a las comunidades urbanas como a los ecosistemas rurales. Sin embargo, este tipo de transformación sólo es posible cuando se integran actores diversos”, analiza Jimena Álvarez, coordinadora de Ciudades de la Biodiversidad en RIL.

El biocorredor busca atraer una mayor presencia de polinizadores. 

Más que una conexión entre el campo y la ciudad

En simultáneo al armado del biocorredor, que ya cuenta con 7.000 hectáreas y está en pleno crecimiento, en las áreas rurales de María Teresa a Villa Cañás, Syngenta y AGD trabajaron con productores agropecuarios para incorporar prácticas que incrementen la biodiversidad en los campos.

“Estas acciones enriquecen el paisaje y también generan beneficios directos: la mejora en la fertilidad del suelo, el ciclo de nutrientes y la regulación hídrica, esenciales tanto para la sostenibilidad agrícola como para la calidad de vida en las ciudades”, explica Jimena Álvarez. 

Todas estas acciones –destacan sus impulsores– simbolizan una integración más profunda: la necesidad de conectar las dinámicas urbanas con la riqueza ecológica del entorno natural. En este caso, en un bioma de llanura pampeana húmeda. 

“El biocorredor busca atraer la presencia de polinizadores y generar así efectos benéficos en el ecosistema. Los productores implementan esos espacios en sus lotes a través del programa Paisajes Multifuncionales, que Syngenta lleva a cabo desde hace más de una década y que fomenta la creación de espacios destinados a la biodiversidad, tanto en áreas no productivas de los campos como en zonas urbanas”, detallan desde las compañías participantes. 

De esta manera, a través de refugios diseñados con flora nativa y adaptados al entorno local, se busca promover la presencia de polinizadores e insectos benéficos, esenciales para equilibrar y potenciar el ecosistema. 

El biocorredor incluye la incorporación de prácticas biodiversas en campos productivos.

Nuevos espacios de biodiversidad

En ambas localidades santafesinas, los esfuerzos por sumar biodiversidad en sus territorios también se cristalizaron en la creación de nuevos espacios públicos. Uno de ellos es la Plaza de la Biodiversidad, en la comuna de María Teresa. Se trata de un área renovada con flora nativa que fomenta la conexión con la naturaleza y promueve la educación ambiental. Este lugar es ahora un aula abierta donde los vecinos pueden aprender sobre la importancia de las especies locales y su rol en el equilibrio de los ecosistemas.

“En nuestra ciudad siempre promovemos el cuidado y trabajamos con ideas innovadoras con nuestros chicos. Si bien siempre trabajamos con temas del medio ambiente y su cuidado, no se nos había ocurrido hacerlo con la plaza que tenemos al frente. Gracias al trabajo con RIL, traemos diversidad y llevamos los proyectos desde el aula hacia la comunidad”, valoró Fabiana Bastonero, directora del Jardín de Infantes Padre Oscar Goapper, de María Teresa. 

La Plaza de la Biodiversidad cuenta con un cartel con información respecto a las especies que lo habitan. “Cada ser vivo cumple una función clave en el equilibrio de los ecosistemas, formando redes que nos proporcionan servicios esenciales como la purificación del aire, la polinización de cultivos y la regulación del clima. Conservar la biodiversidad es asegurar la calidad de vida y el bienestar de nuestra comunidad y futuras generaciones”, sostienen desde la Comuna. 

Plantaciones en la Plaza de la Biodiversidad, María Teresa. 

Modelos para replicar

En el caso de Villa Cañás, a fines de noviembre de 2024 inauguraron un Paseo de la Biodiversidad, un nuevo espacio verde diseñado con plantas y árboles nativos. En el proceso participaron, además de las empresas, docentes y estudiantes de la Escuela Técnica 484, el Colegio San José Nivel Secundario y la Escuela Normal Domingo F. Sarmiento.

“Yo siempre pienso que todos los espacios verdes que haya en nuestra ciudad son pulmones. Son energía, son biodiversidad. Estoy convencida, después de tantos años de docencia, de que trabajando con mis alumnos y otras instituciones podemos lograr muchas cosas. Estoy muy contenta”, expresó Mariel Palarich, docente de Villa Cañás.

En palabras Norberto Gizzi, intendente de Villa Cañás, se trata de “un nuevo espacio para que los vecinos disfruten del aire libre, la naturaleza y de la flora autóctona”.

Inauguración del Paseo de la Biodiversidad en Villa Cañás. 

El éxito de estos proyectos en el sur de Santa Fe celebra la articulación público-privada y sirve como modelo para otras ciudades en busca de soluciones integradoras. “Conocer y valorar la biodiversidad local es entender el tejido que nos conecta con nuestro entorno. Muchas veces asociamos la biodiversidad con lugares exóticos o lejanos, pero cada comunidad tiene su propio ecosistema, único y valioso. En María Teresa y Villa Cañás, el biocorredor no sólo une puntos geográficos, sino que también construye conciencia sobre la importancia de preservar lo que nos rodea”, concluyó Jimena Álvarez, coordinadora de Ciudades de la Biodiversidad en RIL. 

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Imagen principal: biocorredor en el sur de Santa Fe. Foto: Economía Sustentable.