El 1 de enero de 2021, entró en vigor una norma que prohíbe la comercialización, la distribución y entrega de plásticos de un solo uso en la Ciudad de México. Desde utensilios hasta cápsulas de café, pasando por globos y otros elementos de cotillón, cientos de objetos debían empezar a desaparecer de los comercios. Meses antes, ya habían quedado prohibidas la entrega de bolsas de plástico tradicionales.
Casi dos años después, los primeros cambios impactan en la capital mexicana. Si bien la cantidad de elementos desechables todavía es elevada, se multiplicaron los compromisos para promover el uso de empaques compostables y biodegradables. Y provienen tanto del sector privado como del gobierno local y la población en general.
El proceso es largo y lleva tiempo –coinciden especialistas–, pero no debería ser imposible. Los gobiernos de distintas ciudades latinoamericanas prestan cada vez más atención a los problemas que genera el consumo desmedido de plástico y ya están tomando medidas al respecto. Por ejemplo, en 2022 los municipios patagónicos de Neuquén y Bariloche aprobaron ordenanzas que establecen la reducción progresiva y la eliminación de plásticos de un solo uso. Los comercios, de esta forma, disponen de un tiempo de tolerancia para adaptarse y buscar alternativas.
Un plan de acción concreto
Siguiendo las tendencias globales, la empresa Unplastify desarrolló una asesoría destinada a municipios argentinos que son parte de la Comunidad de Ambiente de la Red de Innovación Local (RIL). El objetivo, además de acompañar y generar espacios de intercambios, fue discutir los pasos que deben seguir las ciudades para implementar regulaciones a los plásticos de un solo uso.
Como resultado, trabajaron en el armado conjunto de un plan de acción, pensando medidas, entidades aliadas y otros actores con los cuales promover los cambios de una manera participativa y gradual. Siempre basándose en los principios de la compañía: “La relación humana con el plástico está fuera de control. El problema no es el material, sino su uso y abuso. El reciclaje no es la solución; la clave está en la prevención”.
“El Programa de Asesoramiento a Municipios que organizamos junto a RIL para acompañar el diseño de regulaciones desplastificantes fue no sólo un intercambio enriquecedor, sino también poder seguir avanzando con nuestro objetivo principal, que implica el diseño en conjunto de estrategias que minimicen el uso de plásticos descartables de manera progresiva”, evaluó Clara Subirachs, coordinadora del Área de Políticas Públicas de Unplastify.
Bajo esta iniciativa, Corral de Bustos (Córdoba) empezó a diseñar una estrategia inicial para la creación de una ordenanza que regule las llamadas “bolsas camiseta”. Tras iniciar el proceso, se proyecta que, en el mediano plazo, se pueda reglamentar la utilización de todos los plásticos de un solo uso.
¿Por dónde empezar?
Uno de los primeros pasos fue determinar actores con los cuales trabajar: vendedores de bolsas plásticas, comercios de todos los rubros y el sector gastronómico. Entre los posibles aliados, en tanto, identificaron a la Guardia Ambiental municipal, el Consorcio del Parque Industrial, a clubes deportivos y escuelas. Con estos últimos ya habían firmado un convenio socioambiental que se mantiene en curso.
Previendo obstáculos y sus posibles soluciones, basadas principalmente en asuntos logísticos y comunicativos, avanzaron en la diagramación de medidas. Por ejemplo, con diálogos puerta a puerta, reducciones impositivas y campañas de concientización que no tengan como único foco las multas.
Con todas las opciones sobre la mesa, está previsto que el plan de Corral de Bustos se implemente durante los primeros meses de 2023. El inicio del año escolar será clave para reforzar el aspecto educativo, previeron en el gobierno local.
Además de Corral de Bustos, se sumaron al proceso representantes de Trenque Lauquen (Buenos Aires) y San Roque (Corrientes). “Sobre todas las cosas, fue muy interesante ver el compromiso de los representantes de los municipios a lo largo del proceso y los distintos encuentros en los que fuimos desarrollando planes de acción para avanzar este tipo de regulaciones de manera local”, concluyó Clara Subirachs.
El impacto ambiental de los plásticos
“Lo que empezó siendo un remedio, hoy es la enfermedad que tiene al planeta en terapia intensiva”, sostiene Constanza Soler en Carbono News. Con esa frase, la especialista repasa que el plástico –un material crucial para el desarrollo de la civilización industrial– fue concebido hace dos siglos como una experiencia sostenible que no solo reduciría costos de producción, sino que utilizaría menos recursos naturales durante el proceso de fabricación.
“Sin embargo, los excesos en su uso y consumo tienen como consecuencia las siete islas de plástico que existen hoy en el mundo, originadas por los más de 400 millones de toneladas anuales que se arrojan a los mares y océanos, y que alteran los ecosistemas y la biodiversidad, incluida la propia especie”, alerta.
Entre 1975 y 2021, el aumento de producción de plásticos fue del 620%. Y, si no se toman medidas de impacto en el presente, hacia 2050 el desperdicio habrá aumentado a 1.800 toneladas. Según alerta la comunidad científica, podría ser el año en el que haya más plásticos que peces en el mar.
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Imagen principal ilustrativa: Luis Acosta/Agence France-Presse — Getty Images
