PROYECTOS DE RESTAURACIÓN
Playas urbanas: entre el desarrollo turístico y la conservación ambiental

Las construcciones tradicionales, entre otras intervenciones, han afectado durante décadas las franjas de arena en ciudades costeras del mundo. Algunas ya diseñaron planes ambientales para recuperar los frentes marítimos, sin dejar de lado las actividades económicas.

En la ciudad costera de Pinamar (Argentina) existía un problema que parecía irreversible: los balnearios de hormigón afectaban la calidad de las playas. El ancho de la costa era cada vez menor y, además, las construcciones desprotegían los médanos naturales. En consecuencia, aumentaba el peligro de que se salinice el acuífero de agua dulce que abastece a la población. También de que la franja de arena se redujera significativamente.

Ante esta situación, en 2009 el gobierno local definió el Programa de Renovación del Frente Marítimo. ¿El objetivo? Que la conservación de las playas urbanas y el desarrollo turístico puedan ir de la mano. Finalmente, en 2016 la iniciativa se puso en marcha y comenzaron las demoliciones de las viejas estructuras. Iniciado el 2023, el proyecto está a punto de concluir de forma exitosa. 

A lo largo de 22 kilómetros de costa, fueron 46 los balnearios que debieron pasar por la piqueta y renovarse. El municipio estableció que los nuevos paradores debían ser considerablemente menores (hasta 350 metros cuadrados, el 10% de los tamaños originales) para recuperar las superficies naturales perdidas. Además, debían construirse con materiales sustentables y erigirse sobre pilotes, a un metro y medio de altura sobre la arena, para no obstruir los movimientos naturales de la playa. 

“Se ha recuperado una superficie de 110.000 metros cuadrados y 1.100 metros lineales de playa pública para que los disfruten pinamarenses y turistas. El plan permitió recuperar la esencia de lo que presentaba Pinamar, naturaleza con buena arquitectura y estructura de servicios que estuviera en equilibrio con el entorno natural”, sintetizó Martín Yeza, el intendente del municipio costero.

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Demolición de un balneario en Pinamar. Foto de Diego Medina. 

Recuperar las playas, una tarea necesaria

Las playas urbanas son una parte integral de muchas ciudades costeras en todo el mundo. Además de ser un lugar de relax y diversión para residentes y visitantes, tienen un impacto económico y ambiental significativo.

A medida que el calentamiento global hace subir el nivel del mar –coinciden especialistas–, mantener y recuperar el ancho de las costas son tareas urgentes. Según estudios de Rubén López, Silvia Marcomimni y María Bunicontro, expertos en Geología, en las playas argentinas se formó un cóctel explosivo que atenta contra de esa misión. Está formado principalmente por el avance descontrolado de las urbanizaciones, el trazado de avenidas costeras que afectan el escurrimiento superficial y el robo compulsivo de arena. 

“La eliminación de las dunas costeras, que interactúan con el mar durante las tormentas y mareas extraordinarias, provocó un importante retroceso de la línea de costa sumado al descenso del nivel de la playa”, explicaron. Y, tras analizar el caso de la localidad de San Antonio (partido de La Costa), alertaron: “Entre 1935 y 2000, se degradó el 61% de las dunas costeras, a una velocidad de 650 metros por año. De mantenerse esta tendencia, para 2030 no existirían sectores relativamente importantes del cortón natural”. 

Federico Isla, también especialista en Geología de Costas, incluso alertó que las construcciones de cemento provocaron que en algunos sitios los médanos retrocedan de 2 a 7 metros por año. Y si bien el panorama no es igual en todas las playas atlánticas, la erosión sí es una constante en la mayoría de los cascos urbanos centenarios.  Así como en varios puntos de la costa bonaerense, en Mar del Plata (Playa Grande) deben realizarse todos los años trabajos para recuperar las superficies de arena. 

Erosión en las playas argentinas. Foto de Jorge Codignotto.

Múltiples acciones locales para mejorar las playas

El panorama erosivo se repite en playas urbanas de todo el planeta. A pesar de su importancia económica y ambiental, muchas han sufrido daños debido a la construcción excesiva y los usos inadecuados. Sin embargo, en los últimos años, numerosas ciudades han llevado adelante proyectos para restaurar los frentes marítimos y protegerlos. 

En Chile, las ciudades de Viña del Mar y Talcahuano son algunos de los casos de restauración. En la primera, en 2015 una serie de marejadas afectó severamente la línea costera. Tras los daños, el gobierno local utilizó arena proveniente de excavaciones de proyectos inmobiliarios para recuperar parte de las playas. Se demolieron antiguas estructuras y se trabajó en la recuperación del paseo marítimo, que debió desplazarse 7 metros hacia el interior. 

En la comuna de Talcahuano, en tanto, la playa de El Morro experimentó un proceso de rehabilitación después de décadas de abandono y pérdida de la línea costera. Además de colocar arena, la Municipalidad instaló equipamiento urbano y deportivo, como basureros y juegos infantiles. 

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Trabajos sobre la playa de El Morro, Talcahuano, Chile. Fuente: Bío Bío. 

El rol de las especies nativas

En 2009, España llevó a cabo un plan de mejoras para un grupo de playas en el litoral de la región de Murcia. Desde la construcción de muelles de contención hasta la adición de arena, los proyectos buscaron aumentar la anchura de las costas y protegerlas de la erosión. Además, incluyeron criterios ambientales y obras pensadas para el aprovechamiento de habitantes y visitantes. 

Para cumplir los objetivos, se previó la delimitación y demolición de edificios que estaban ubicados sobre las franjas de arena. En Playa Paraíso, por ejemplo, un proyecto ambiental trabajó en la restauración de 883 metros del frente marítimo. También estuvo enfocado en la eliminación de especies exóticas para sumar plantas autóctonas que estuvieran en armonía con el ecosistema costero. 

Río de Janeiro (Brasil) es otra ciudad que utilizó las especias nativas para recuperar las dunas destruidas en sus playas urbanas. En 2018, una iniciativa conjunta entre el gobierno local y organizaciones de la sociedad civil plantó ejemplares de restingas en las playas de Ipanema y Leblon. Fueron elegidas por ser resistentes a los vientos fuertes, permitir el retorno seguro de aves y fijar las arenas. 

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Foto principal: vista aérea de la playa en Pinamar.