El archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina es conocido por sus playas paradisíacas, bañadas por las aguas del mar Caribe. Habitado por más de 65.000 personas, se trata del departamento más densamente poblado en Colombia y su economía está basada principalmente en el turismo. Esta situación, sumada a la vulnerabilidad de las islas frente a los efectos del cambio climático, expuso la necesidad de llevar adelante una transición energética centrada en el uso eficiente de sus escasos recursos.
Iniciada la década de 2010, el gobierno local decidió implementar programas que pudieran reducir la dependencia de los combustibles fósiles en el archipiélago y mejorar la calidad del ambiente. Justamente, por su condición insular el departamento es parte de las Zonas No Interconectadas (ZNI) y siempre abasteció su demanda energética con fuentes que emiten una alta cantidad de gases de efecto invernadero.
Según estudios del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), organismo que acompaña a San Andrés y Providencia en la transición, se necesitan 16 millones de galones de diésel al año para abastecer las 22 unidades locales de generación. Todo el combustible llega en buques que viajan directamente desde el continente, con elevados costos de logística y distribución.
Mediante la asistencia internacional, la estrategia apunta hacia una reconversión general en los sectores residencial, comercial –especialmente el hotelero– y los organismos públicos. ¿Los pilares? Lograr una gestión eficiente de la demanda y extender el uso de energías renovables, como la solar y la eólica. Y, en consecuencia, reducir los costos de las facturas del servicio de electricidad.
Cambiar desde lo más chico hasta lo más grande
“Una transición energética, camino a una gobernanza más fuerte, conlleva el reto de poder desenvolver cada Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) y del Acuerdo de París para descarbonizar la economía. Requiere de actitudes diferentes para alcanzar la eficiencia energética, que demanda de una transformación estructural como desafío al cambio social y político del archipiélago”, analiza Ricardo Arquez Benavides, especialista en política energética de Colombia.
Como parte de su estrategia de energía para América Latina y el Caribe, el BID diseñó el programa piloto “Be Energy” para mejorar la eficiencia energética en San Andrés, Providencia y Santa Catalina. Junto con el Ministerio de Minas y Energía, y financiamiento del Fondo de Tecnología Limpia por U$S 10 millones, la iniciativa busca reducir la emisión de 26.000 toneladas de dióxido de carbono en las islas.
Para lograrlo, el plan dispuso varios proyectos clave: la instalación de sistemas de energía solar fotovoltaica en edificios públicos, la implementación de sistemas de iluminación LED y la sustitución de equipos de aire acondicionado antiguos por otros más eficientes. Además, procura promover la educación y concientización sobre la importancia de la eficiencia energética y la transición en la comunidad local.
Para el sector residencial, el recambio de luminarias y equipos de refrigeración es financiado para todos los niveles de ingresos. Ya para el rubro comercial, industrial y el sector público, el apoyo cubre aparatos de aire acondicionado e iluminación de alta eficiencia.
Avances prometedores en las islas
El Fondo de Energías No Convencionales y Gestión Eficiente de la Energía (FENOGE) es el encargado de ejecutar el programa y coordinar los aspectos técnicos. Según sus cifras, hasta 2022 más de 18.000 usuarios del archipiélago han logrado percibir un ahorro de entre el 20% y el 57% en su factura de energía eléctrica. Además, se redujo considerablemente el consumo energético (20 GWh), lo que equivale a 13.100 toneladas de CO2 menos en el aire.
“Con este proyecto avanzamos una parte del camino de la transición energética justa. Seguiremos trabajando para transformar la matriz energética de las islas, y especialmente con la población más vulnerable para que puedan ver en futuras facturas los beneficios del ahorro”, afirmó Juan Camilo Vallejo, director ejecutivo del Fondo.
Durante los años del programa piloto, se capacitó a 460 personas en el uso de sistemas solares fotovoltaicos. Con los resultados, equipos del BID y de Colombia busca escalar la política pública en la región y extenderla hacia otros sitios aislados del país, como ser comunidades rurales en zonas selváticas.
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Imagen principal: vista de San Andrés. Ministerio de Turismo de Colombia.
Redacción +Comunidad.