Por Paula Espinosa,
líder de proyecto en RIL
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A medida que las ciudades se ven más pobladas, gestionar la movilidad urbana de una forma sostenible es un desafío necesario. Los problemas que enfrentan las grandes urbes son comunes: congestión del tráfico, demoras en los accesos, inseguridad vial, infraestructura pensada sólo para vehículos, contaminación y demasiado tiempo para llegar a diferentes puntos.
Según MobiliseYourCity, se estima que cerca del 80% de la población de América Latina vive en centros urbanos. Y la cifra podría llegar al 90% en las próximas décadas. El gran desafío, según la asociación, será gestionar los requerimientos de una nueva clase media en desarrollo que se sumará a las crecientes tasas de motorización privada en muchos países latinoamericanos.
Poder actuar para resolver estos problemas es una tarea que tienen los gobiernos locales, pero afortunadamente para crear estas soluciones no tendrán que empezar de cero. Sus pares de otras ciudades ya empezaron a desarrollar iniciativas para abordar la movilidad urbana sostenible. ¿Cuáles son las iniciativas destacadas en este tema? Esta es una pregunta que un servidor público y una servidora pública pueden hacerse para conocer y tomar nota del camino previo al diseño de una política.
Las ciudades y la micromovilidad
Planificar la ciudad pensando en el peatón es una forma de volver a la ciudad más transitable. Las caminatas, transportes como bicicletas, monopatines, sistema de bicicletas compartidos son formas de micromovilidad a las cuales las ciudades están adaptándose para transitar hacia la sostenibilidad.
Un ejemplo es Seúl (Corea del Sur), que cuenta con el proyecto de Ciudad Caminable que tiene como objetivo que las personas puedan disfrutar caminando de manera segura por los espacios públicos de toda la ciudad. Lo innovador es que este proyecto creó una red turística llamada “Seoullo 7017”, que conecta 17 vías peatonales para revitalizar la economía local mediante la promoción de recorridos a pie por zonas históricas y culturales de la ciudad. Los caminos peatonales fueron arreglados para que las personas experimenten un ambiente seguro y agradable.
En Quebec (Canadá), crearon la llamada ruta verde, una red de senderos para bicicletas, que es la más larga de América del Norte. Cuenta con diferentes experiencias en su diseño, como vías en el campo hasta el costado de la ruta. Esta ruta se encuentra lejos del tráfico de vehículos a motor, con cafés en diferentes paradas y en estrecho contacto con la naturaleza.
La micromovilidad se hace presente en Argentina a través de diferentes soluciones locales. La ciudad de Godoy Cruz (Mendoza) cuenta con una iniciativa que entrega bicicletas a estudiantes con buen desempeño y también desarrolló una estación automática para prestar bicicletas de forma gratuita.
Mejorar los caminos y la seguridad para potenciar la movilidad
Optimizar las rutas, las calles y los caminos es una tarea primordial para poder avanzar hacia una movilidad sostenible. El municipio de Enkoping (Suecia) entendió esto y decidió usar un juego de telefonía móvil para que los usuarios puedan ver los carriles de bici en una vista de mapa, con recompensas virtuales. Los usuarios debían recorrer la ruta en bicicleta para recolectar los premios. Todos los datos de video recopilados se analizan mediante un modelo de inteligencia artificial (IA) para detectar daños en la carretera y, luego, se utilizan para planificar el mantenimiento de la red de ciclovías.
Cada vez son más las ciudades que cuentan con centros que manejan datos y ayudan a mejorar la seguridad vial. En América Latina hay dos ejemplos de esto, Rio de Janeiro (Brasil) y Vicente López (Buenos Aires, Argentina).
La ciudad de Río de Janeiro cuenta con su Centro de Operaciones Río, que monitorea el tránsito en tiempo real y, en caso de producirse algún incidente, brinda datos fundamentales para el cruce de informaciones y el planeamiento de estrategias en el menor tiempo posible.
Vicente López, por su parte, incorporó sensores con inteligencia artificial y deep learning para brindar mayor seguridad. Estos sensores permiten controlar el exceso de velocidad, uso de celular, si el conductor y acompañante tiene puesto el cinturón de seguridad, uso de casco tanto para el conductor como acompañante y lectura de pechera, luz baja, giro en U, circulación a contramano, área de estacionamiento en zona permitidas y autos que estén en segunda fila.
El camino hacia la electromovilidad en las ciudades
Una de las consecuencias de la movilidad urbana en las grandes urbes es la contaminación producto de los vehículos. Ante la necesidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, los gobiernos locales están apostando e incorporando la electromovilidad a sus flotas y vehículos.
La ciudad de Quebec cuenta con un programa de electrificación del transporte en el ámbito individual, escolar, público o de carga. Algunas iniciativas dentro de este programa son la posibilidad de recargar vehículos eléctricos en varios puntos de la ciudad, que pueden ser localizados por un mapa interactivo; un proyecto piloto para que las escuelas de manejo se beneficien de apoyo financiero, logístico y educativo para hacer la transición a la conducción 100% eléctrica; aceleración del ritmo de electrificación de la flota de vehículos de los departamentos y agencias gubernamentales; desarrollo de baterías; y electrificación de los autobuses escolares y garantizar una transición rápida con los transportistas.
En Argentina, el municipio de Tafí Viejo (Tucumán) cuenta con su Ecobus, un transporte público impulsado por combustible biodiesel generado a partir de aceite vegetal usado, que es recuperado en el Centro de Interpretación Ambiental y Tecnológico. La línea funciona bajo una política de paridad de género para la conducción de las unidades.
Después de los aprendizajes, ¿qué sigue en las ciudades?
Conocer el camino recorrido por otras ciudades en relación a la movilidad puede resultar de interés para quienes diseñan soluciones sobre movilidad urbana sostenible en su ciudad. Una fuente de soluciones locales es una herramienta que puede ayudar a otros y otras a resolver problemáticas urbanas.
Para brindar una mejor calidad de vida hacia la comunidad, será necesario resolver aquellos problemas de movilidad que inciden en el día a día de un vecino o una vecina de la ciudad. Un gobierno local inspirador será aquel que, a través de la colaboración con la ciudadanía, con el sector privado y la sociedad civil, pueda diseñar iniciativas pensadas en los peatones. También en la agilización del tráfico, en la seguridad vial, en la reducción de los gases de efecto invernadero, en calles y rutas pensadas para bicicletas, entre otros. De esto dependerá transitar hacia una movilidad sostenible.
