calor
Por Florencia Luján,
Redacción +COMUNIDAD
La noche del viernes 18 de noviembre de 2023, el estadio Nilton Santos en Río de Janeiro, Brasil, se preparaba para recibir la gira mundial The Eras Tour de la cantante Taylor Swift. Todo se volvió tragedia cuando Ana Clara Benevides, una joven de 23 años, falleció a causa de un paro cardíaco por deshidratación durante las primeras canciones del show.
La ola de calor que vivió Brasil aquel día alcanzó temperaturas extremas. En Río de Janeiro, la sensación térmica superó los 59 grados, según el Sistema de Alerta Río. En 15 estados del sureste, centro-oeste y norte del país, además de la capital, Brasilia, hubo una alerta del Instituto Nacional de Meteorología (Inmet) por el calor extremo. Y el verano aún ni había comenzado.
Este fenómeno desbordó las capacidades de resistencia de muchas personas y dejó en evidencia la urgencia de repensar cómo enfrentar las altas temperaturas desde diversos territorios. Con el crecimiento urbano y el cambio climático, las ciudades están cada vez más expuestas al calor extremo, lo que afecta la salud, la economía y la infraestructura local.
Nueva realidad climática
Diferentes especialistas en la temática asumen que, a raíz de los efectos del cambio climático y las islas urbanas de calor, el planeta está frente a una “nueva realidad climática”. Este panorama se caracteriza, entre otros fenómenos, por olas de calor más largas, frecuentes e intensas.
Por ejemplo, en el ámbito económico, el calor extremo provoca la reducción de la eficiencia y vida útil de máquinas, rodados y aires acondicionados. Además, afecta la productividad laboral y la vida de las personas.
Esto llevó a evaluar, en países como España, la restricción del trabajo al aire libre cuando haya alerta roja o naranja decretada por la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). Esto ocurrió en 2023, un año después del fallecimiento de un empleado de limpieza del Ayuntamiento de Madrid a causa de un golpe de calor durante su horario laboral.
Las olas de calor también impactan en la infraestructura local. Por mencionar un caso, durante una ola de calor en 2022 en Reino Unido debieron cerrar un aeropuerto porque se derretía la pista de aterrizaje. El fenómeno también afectó la frecuencia de trenes y se suspendieron clases en varias escuelas.
El aumento de la mortalidad y enfermedades asociadas es otro de los efectos que causa esta nueva realidad climática que están experimentando las ciudades. Por ejemplo, las altas temperaturas por el efecto isla urbana de calor favorece la proliferación del mosquito que transmite dengue, zika, chikungunya y fiebre amarilla.
Por esto es clave preguntarse qué soluciones están implementando las ciudades para adaptarse a estos cambios y proteger a sus habitantes de manera efectiva. “Es importante que existan áreas específicas en los municipios que atiendan la gravedad del asunto”, expresó en una entrevista con +COMUNIDAD Mauricio Rodas, referente de la iniciativa Ciudades Líderes en Acción contra el Calor Extremo.
Ciudades que se adaptan al calor
Diferentes ciudades en el mundo trazan líneas de acción para proteger a su población de los fenómenos extremos, como en este caso el calor. El Ayuntamiento de Barcelona, en España, creó la Red de Refugios Climáticos, que cuenta con 350 espacios para protegerse del calor en verano, y del frío en invierno.
La ciudad además cuenta con mapas de riesgo de calor, diseñados con datos de capas socioeconómicas, con los que identifican áreas sin acceso a aires acondicionados. También, en colaboración con empresas privadas, instaló diferentes puestos de hidratación para enfrentar las olas de calor, sobre todo en las zonas más expuestas.
A partir de la financiación del Urban Innovation Action (UIA), un programa de la Comisión Europea, Barcelona también implementó refugios climáticos en las escuelas. A partir del proyecto “Adaptando las Escuelas al cambio climático: proyecto Azul, Verde y Gris (UIA-03-264)”, intervinieron once instituciones con incorporación de puntos de agua, espacios de sombra y vegetación y modificaciones en los edificios para mejorar su aislamiento.
Brasil y el verano 2024/2025
Del otro lado del Atlántico, en Río de Janeiro, se adoptó un protocolo de nivel de calor y un nuevo radar meteorológico, para implementar en su Plan Verano 2024/2025. Se trata de un documento que establece cinco niveles de calor, que le permiten al gobierno local establecer medidas acordes a los efectos de las olas de calor.
El Nivel de Calor 1 (NC1) se considera normal, mientras que los niveles NC2 y NC3 demuestran un mayor riesgo para la población, por lo que se emiten alertas. El NC4 ya demuestra un calor extremo que puede representar la aparición de casos graves de salud. Y el NC5 significa calor extremo con impactos críticos en la salud humana.
En Niterói, ciudad vecina a la capital carioca, lanzaron un Plan Verano que busca adaptar a la ciudad a las condiciones típicas de la temporada, marcada por calor intenso y lluvias fuertes. Esta iniciativa se sostiene por inversiones recientes que el municipio hizo en sensores ambientales y tecnología de monitoreo, para mejorar la predicción y la prevención.
“Directores de Calor”, una figura estratégica
Este fenómeno climático inspiró a varias ciudades a designar funcionarios públicos como “Directores de Calor”, para dedicarse exclusivamente a mitigar el calor extremo. Se trata de una figura estratégica, que busca estar a la vanguardia de proyectos destinados a proteger a su población de los impactos que generan las olas de calor.
La primera ciudad en el mundo en contar con este rol fue Miami-Dade, en Estados Unidos, a cargo de la especialista Jane Gilbert. El objetivo principal de esta iniciativa fue elegir una persona capaz de liderar y enfrentar los desafíos climáticos y promover soluciones de resiliencia a nivel global.
El trabajo encabezado por Gilbert se destacó por el desarrollo de un plan de acción centrado en la información y preparación de la comunidad ante el calor extremo. También en la implementación de soluciones para enfriar los hogares de manera asequible y estrategias puntuales para contrarrestar el efecto de “islas de calor”.
Otras estrategias implementadas por el equipo fueron el trabajo conjunto con el Servicio Meteorológico Nacional para actualizar los niveles de aviso y advertencia. Además, la instalación de 1.700 unidades de aire acondicionado en casas públicas y la garantía de sistemas de enfriamiento más eficientes en nuevas viviendas.
La directora de Oficina de Calor también impulsó la socialización de toda la información y estrategias importantes sobre la problemáticaa otras ciudades de Estados Unidos. La dinámica inspiró además a Atenas, en Grecia, y Freetown, en Sierra Leona; otras dos ciudades que nombraron también a sus propios “directores de calor”.
Estas figuras aún son emergentes y su impacto está en etapa de evaluación, pero ya son evaluadas como un paso para construir ciudades más resilientes al cambio climático. En esa línea es clave observar cómo evolucionan estos roles y qué avances logran en la mitigación de los efectos del calor extremo, y examinar su posible replicabilidad.
Ciudades resilientes al cambio climático
En su búsqueda por alcanzar la resiliencia climática, Santiago de Chile presentó en 2022 el primer protocolo regional de calor extremo y altas temperaturas. Se trata de un documento que reúne recomendaciones y acciones para trabajadores al aire libre, establecimientos educativos, servicios de salud y ciudadanos en general.
Dependiendo de los pronósticos durante la temporada, este protocolo establece una Alerta Verde preventiva para comunicar ante temperaturas de más de 33 grados. También una Alerta Amarilla a partir de los 34 grados centígrados y una Alerta Roja, para cuando se anuncien días que superen los 35 grados centígrados.
Por su parte Ciudad del Cabo, en Sudáfrica, comenzó a recopilar datos detallados sobre la temperatura y los elementos urbanos que influyen en cómo se experimenta el calor. Esta métrica se conoce como “confort térmico” y mide la reflectividad de la superficie, la sombra y el flujo de aire para determinar el impacto del calor en el cuerpo humano.
Esta iniciativa de medir el impacto acumulativo de calor comenzó en 2024, en conjunto con Data for Cool Cities the World Resources Institute, y fue financiada por Google.org. En enero de ese año, el distrito financiero central de Ciudad del Cabo soportó un calor nunca antes registrado: un día las temperaturas subieron hasta los 44 grados centígrados.
Eficiencia energética, una gran aliada del calor
Los fenómenos de temperaturas extremas también imponen una gran presión sobre las infraestructuras urbanas, especialmente en lo que respecta al consumo energético. Durante olas de calor, el uso de sistemas de refrigeración como aires acondicionados aumenta, lo que puede llevar a picos de demanda eléctrica y saturación de las redes.
Mercedes Ordoñez, coordinadora del programa Ciudades de la Energía de la Red de Innovación Local (RIL), coloca a la eficiencia energética como una gran aliada del calor. “Promover electrodomésticos de bajo consumo puede reducir la necesidad de refrigeración artificial y, por ende, disminuir la presión sobre el sistema eléctrico durante las olas de calor”, expresa la licenciada en Ciencias Ambientales.
En ese sentido, resalta la importancia de sensibilizar a la población sobre prácticas simples que puedan adoptar en sus hogares y lugares de trabajo, como el uso de ventilación natural. También la instalación de toldos para reducir la radiación solar o la programación de tareas que demanden mayores consumos de energía en horarios de menor demanda.
“Además, es importante abordar la prevención del riesgo eléctrico durante olas de calor. El uso excesivo de estos aparatos puede generar fallas en los circuitos eléctricos. Esto podría provocar cortocircuitos, sobrecalentamiento y, en casos graves, incendios domésticos”, ejemplifica la especialista en gestión local del cambio climático.
“Es esencial que los hogares cuenten con una instalación eléctrica adecuada, con protección de circuitos y dispositivos de seguridad. Asimismo, se deben evitar sobrecargar las tomas de corriente o alargadores con multicontactos, y asegurarse que los electrodomésticos estén en buen estado de funcionamiento”, aconseja.
Por último resalta que los asentamientos informales o viviendas con conexiones clandestinas son especialmente vulnerables ante los efectos del calor extremo. “El trabajo coordinado con la distribuidora de energía, así como la atención especial a estas poblaciones es clave para evitar graves inconvenientes”, concluye Ordoñez.
Consejos de bolsillo para pasar el calor en casa
El usuario @ArquitectoxHora compartió en X, ex Twitter, una serie de tips para mantener frescos los espacios del hogar y también para ahorrar energía eléctrica durante olas de calor. Son recomendaciones que cualquier persona puede implementar, sobre todo durante semanas de calor récord como la que puede experimentar cualquier territorio.
- Aislación del calor exterior. Durante las principales horas de sol, mantener ventanas y puertas al exterior cerradas. ¡Incluso persianas y cortinas cerradas (blackouts incluidos) ayudan mucho a aislar el calor! Colocar burletes, al menos provisoriamente, puede evitar que entre el aire caliente del exterior durante las horas más duras del calor. Las puertas interiores de cuartos que no se utilicen también deberían mantenerse cerradas.
- Ventilación estratégica. Siempre es conveniente ventilar los ambientes de noche.
- Sombras y plantas. En ventanas donde entra mucho sol, se puede hacer sombra con sábanas o toallas. También es útil mover macetas para bloquear los rayos directos y evitar la generación de efecto invernadero. Si tenés plantas de interior, colocalas cerca de las ventanas para generar sombra y regalas. La tierra húmeda de estas macetas ayuda a templar el ambiente.
- Cemento y losas. Si tenés piso de cemento o losa de techo, es bueno mojarlos cada tanto para bajarles la temperatura. En las obras de construcción es una práctica habitual para generar un ambiente más fresco.
- Reducir fuentes internas de calor. Evitar encender velas, lámparas o focos incandescentes y artefactos que se calienten mucho. Aunque parezca insignificante, genera mucho calor y todo suma.
6. Consumo eléctrico. Si tenés aire acondicionado, colocarlo en 24°C es mucho más eficiente que en frío extremo. También hay que usar la función de deshumidificación. ¡Ir enfriando ambientes por la casa es muy eficiente! Los artefactos de grandes consumos que no sean estrictamente necesarios deben ser evitados al menos en las horas pico de consumo (cuando hay más calor). Esto incluye evitar encender el horno y hornallas por mucho tiempo.
7. Si tenés ventilador, probá colocar un recipiente con hielo delante y ubicarlo lo más bajo posible. De esta manera, vas a generar una brisa de aire fresco cercano al suelo.
8. Posibles cortes de luz. Mantener cargados los dispositivos electrónicos, baterías y cargadores externos. Tené mucha agua fresca en la heladera y algo de reserva en recipientes.
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