Intendentas
Por Florencia Alferii Garcia, facilitadora
del programa +Mujeres de RIL
En treinta ciudades argentinas, el futuro ya se construye con más método y con más visión. Son territorios donde se planifica estratégicamente, se monitorean resultados y se toman decisiones basadas en datos. Este giro es el corazón del programa +Mujeres Transformando Ciudades, enmarcado dentro del programa Ciudades Eficientes de la Red de Innovación Local (RIL). Su impacto se mide tanto en números tangibles como en transformaciones que buscan perdurar más allá de las gestiones locales.
Más de 100 autodiagnósticos marcaron el punto de partida: ejercicios sinceros y técnicos que permitieron a los equipos municipales mapear fortalezas e identificar oportunidades concretas de mejora. Lejos de quedarse en un cajón, este trabajo se tradujo en planes, indicadores y en la adopción cotidiana de herramientas. Hoy, treinta ciudades trabajan activamente con softwares de gestión para medir sus políticas, comparar resultados y ajustar prioridades en tiempo real.
El foco no es solamente la técnica, sino la orientación de la gestión pública hacia resultados concretos. Incorporar la gobernanza de datos significa que una obra, un programa social o una política ambiental se evalúan y definen por su impacto, no por la buena intención. Gracias a ese enfoque, los equipos municipales ya pueden analizar el alcance de sus intervenciones, calibrar recursos y reportar mejoras con evidencia. Eso es capacidad instalada: habilidades, prácticas y sistemas que quedan en la ciudad.
Este cambio se construye de manera colectiva en distintos puntos del país. Está ocurriendo en Ceres, General Pico, 9 de Julio, Capitán Sarmiento, Despeñaderos, Paraná, Vera, Pampa de los Guanacos, Barranqueras, Pampa del Infierno, El Trébol, Mendiolaza, Picún Leufú, San Miguel de Tucumán, General Roca, Adolfo González Chaves, Fray Mamerto Esquiú, Rada Tilly, Santa Rosa (Mendoza), Tafí Viejo, Wanda, Cañada Rosquín, Bella Vista (Tucumán), Gualeguay, General Arenales, Nueva Galia, San Juan, Sierra Grande, Tilcara y Río Primero.
Todas estas ciudades forman parte hoy de la red de +Mujeres Transformando Ciudades, desde donde comparten miradas y aprendizajes construidos a partir de realidades diversas.

Ciudades que lograron gestiones eficientes
Como en muchas de las ciudades de la red, los recorridos son tangibles y muestran cómo el aprendizaje se traduce en acción. Gualeguay (Entre Ríos) entra en ese grupo. Durante el primer año del programa, la gestión avanzó en la definición de ejes y objetivos estratégicos. En el segundo, priorizó mejoras en la gestión de datos sobre temáticas de acción social, logrando la sistematización de la información y la unificación de criterios entre equipos.
“Poder hablar desde datos nos permitió priorizar con más claridad y coordinar mejor entre las áreas”, dice Dora Bogdan, su intendenta. Y refuerza: “No es sólo tener información, es cómo la usamos para mejorar decisiones y resultados para la gente”.
Otro caso inspirador es Fray Mamerto Esquiú (Catamarca), que apostó por incorporar herramientas innovadoras ━incluyendo enfoques de analítica avanzada e inteligencia artificial aplicada a procesos de gestión━ para optimizar turnos, priorizar intervenciones sociales y mejorar la atención ciudadana.
El salto tecnológico y metodológico fue tan significativo que la ciudad fue reconocida con el Premio RIL Supervielle a la gestión eficiente, que permitió que su equipo participara de la Smart City Expo en Barcelona. Un claro reconocimiento al trabajo sistemático que conjuga decisión política, capacidades técnicas y una visión clara de impacto.
En estos dos años, se observa un giro significativo: diferentes áreas de gobierno se están transformando desde la práctica cotidiana con objetivos definidos, indicadores y seguimiento permanente. Para que este cambio sea real, se necesita la decisión política para priorizar resultados, equipos técnicos capacitados y herramientas que permitan evaluar y mejorar las políticas día a día.
Y, sobre todo, el liderazgo suficiente para hacer que las cosas sucedan. Ese liderazgo es un tema que también se trabaja en RONDA, el encuentro donde intendentes e intendentas hacen una pausa para fortalecer sus habilidades blandas entre pares.

Los números cuentan la historia
Pero lo que realmente sostiene este proceso es una red tejida con sentido. Las intendentas han puesto su compromiso y corazón no sólo para profesionalizar sus gestiones, sino para construir un espacio donde compartir problemas, aprendizajes y soluciones.
María Eugenia Racciatti, intendenta de Cañada Rosquín (Santa Fe), lo sintetiza así: “Siento que +Mujeres es una red y esa red, además de contener, nos devuelve diferentes”. Por su parte, Mariel Peralta, intendenta de Rada Tilly (Chubut), subraya el valor colectivo: “Ser parte significa potenciar lo colectivo, estar unas para otras, aprender juntas, y compartir experiencias que nos aportan para transformar las ciudades que lideramos”.
Este tejido también dio lugar a iniciativas propias de comunicación y aprendizaje, como la serie+Voces en Liderazgo, donde las intendentas relatan desafíos, logros y aprendizajes que se comparten como material vivo entre pares.
Esa red de contención, apoyo y escucha mutua ha transformado la experiencia de gobernar. Ahora las dificultades se enfrentan con una comunidad que acompaña, aconseja y, sobre todo, mejora colectivamente.
Los números cuentan la historia. 30 ciudades sistematizando su gestión; más de 100 autodiagnósticos que marcaron el punto de partida; equipos usando planillas y softwares para medir impacto. Pero detrás de esas cifras, se encuentran decisiones humanas: intendentas que ponen la gestión al servicio de la gente, equipos que aprenden a mirar los números para tomar mejores decisiones y comunidades que comienzan a percibir cambios más ordenados, más eficaces y más previsibles.
Gestión eficiente, tejido colectivo y evidencia: un círculo virtuoso
Desde RIL, acompañar este camino es un honor y una responsabilidad. El desafío sigue siendo grande, pero la dirección es clara: gestión con método, con datos y con mirada de largo plazo. Y si el objetivo último de la política es mejorar la vida de las personas, entonces nada es más valioso que dejar capacidad instalada, resultados medibles y una cultura de gestión que perdure.
Porque al final, lo que transforma una ciudad no es un decreto ni una idea aislada; es la combinación de liderazgo comprometido, equipos preparados y decisiones informadas. Este círculo virtuoso ━gestión eficiente, tejido colectivo y mirada basada en evidencia━ es, hoy, la mejor herencia que estas mujeres están sembrando para sus ciudades. Por eso, desde RIL seguimos potenciando equipos de alto rendimiento para lograr ciudades eficientes.
