olas de calor
Por Florencia Luján,
Redacción +COMUNIDAD
El lunes 10 de febrero, el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) emitió alertas roja, naranja y amarilla por calor extremo en 20 provincias argentinas, con mayor impacto en el centro y el norte del país. Esta situación se repitió en otros puntos de la región, como Paraguay, donde se registraron temperaturas récord en siete localidades, superando los 40 grados centígrados, según la Dirección Nacional de Meteorología e Hidrología (DMH).
Estos fenómenos climáticos evidencian cómo, a medida que la crisis climática avanza y el crecimiento urbano se intensifica, las ciudades se vuelven más vulnerables al calor extremo. Además de impactar la salud de la población, esto afecta notoriamente la economía y la infraestructura local.
Diferentes especialistas asumen que, a raíz de los efectos del cambio climático, el planeta está frente a una “nueva realidad climática”. Esta se caracteriza, entre otros fenómenos, por olas de calor cada vez más largas, frecuentes e intensas. Por eso, la preparación y el monitoreo son fundamentales para reducir sus efectos.
En diálogo con +COMUNIDAD, Alejandro Saez Reale, técnico de la unidad de soporte de la Global Heat Health Information Network (Red Global de Información sobre Salud y Calor), analiza los desafíos y oportunidades que presentan estos eventos extremos para que los gobiernos locales puedan adaptarse y mitigar sus impactos.
Olas de calor: del desafío a la oportunidad
━ ¿Qué desafíos tienen las ciudades frente a la nueva realidad climática?
━ Las ciudades enfrentan múltiples desafíos ante el calor extremo, una realidad amplificada por el cambio climático. Muchas ciudades no están preparadas para períodos prolongados de temperaturas extremas debido a la falta de planificación y adaptación específica. Esto se debe, en parte, a que los impactos del calor son en gran medida “silenciosos”. Las muertes relacionadas con el calor no suelen ser visibles, y las pérdidas económicas, aunque significativas, a menudo pasan desapercibidas, lo que dificulta que los líderes locales prioricen este problema en sus agendas.
Una ola de calor mata mucha más gente que inundaciones, terremotos y todos los otros sumados. Así y todo hace mucho más ruido una inundación o un terremoto. Además, las poblaciones urbanas, especialmente las más vulnerables —como niños pequeños, ancianos, pacientes con enfermedades cardíacas o renales, o trabajadores al aire libre y comunidades en viviendas precarias—, sufren desproporcionadamente por su exposición al calor y la falta de infraestructura adecuada para sobrellevar la misma.
━ Y en la misma línea, ¿qué oportunidades tienen para mitigar sus efectos?
━ Existen seis grandes áreas de trabajo para reducir los impactos del calor: mejorar la percepción del riesgo y aumentar la sensibilización pública. Mejorar la gobernanza del riesgo del calor e incorporarlo en la agenda pública. Aumentar la evidencia para mejorar la toma de decisiones sobre el calor extremo a través de análisis de vulnerabilidad y riesgo ante el calor, análisis de impacto, evidencia de costo-efectividad de intervenciones frente al calor, estudios de atribución climática a corto y mediano plazo.
Migrar hacia una planificación urbana informada por el calor, como directrices para el sombreado en espacios públicos, incorporación de lineamientos y requisitos de ventilación natural y tecnologías de refrigeración pasiva y bajas en carbono. Invertir en protección social y comunitaria, por ejemplo: mejorar la coordinación con el sector de las ONG, tener protocolos y equipos de protección para hospitales, escuelas, geriátricos y otros tipos de infraestructura social.
Mejorar la preparación para responder frente al calor extremo mediante la utilización del sistema de alerta temprana del Servicio Meteorológico Nacional, mejorar la integración de datos y pronósticos entre instituciones de salud pública y servicios meteorológicos, mejorar protocolos de acción frente a calor, preparar instalaciones sanitarias y atención ambulatoria para actuar frente al calor, articulación con Cruz Roja, unidades refrigeradas.
Ciudades más preparadas ante el calor
━ ¿Por qué se ven más soluciones en Europa que en ciudades latinoamericanas?
━ Europa ha avanzado en la implementación de soluciones para mitigar los efectos del calor extremo debido a eventos históricos que actuaron como catalizadores. La ola de calor de 2003, que provocó la muerte de más de 70.000 personas, marcó un punto de inflexión al exponer la magnitud de los impactos del calor en la salud pública y en la sociedad. Esta tragedia generó un aumento en la conciencia política y social, que impulsó la adopción de medidas concretas en ámbitos como la planificación urbana, los sistemas de alerta temprana y las estrategias de salud pública.
Además, Europa sigue enfrentando olas de calor intensas casi anualmente, lo que refuerza la percepción de que el calor extremo es un problema estructural que requiere atención constante. Este entendimiento, combinado con una voluntad política sostenida, facilitó que los gobiernos europeos inviertan en mejorar preparación y reducir impactos, marcando una diferencia significativa frente a las ciudades latinoamericanas, donde estas iniciativas son menos frecuentes. Hay ciudades que por estar expuestas a ciertas amenazas, están más preparadas.

━ ¿Qué falta para que estas soluciones sean más frecuentes en América Latina?
━ Para que las soluciones al calor extremo sean más comunes en América Latina, es indispensable que tanto los sectores público como privado reconozcan y comprendan las pérdidas asociadas con la inacción. Especialmente los costos económicos, que son los que con frecuencia aceleran la toma de decisiones. El calor no sólo afecta la salud, sino también la productividad laboral, la generación de riqueza y las finanzas públicas locales, reduciendo ingresos tributarios e incrementando los costos sociales.
Actualmente, la percepción del calor como un problema “temporal” limita su inclusión en la agenda pública, a pesar de que, año tras año, causa enfermedades y muertes significativas. Además, se requiere una inversión sostenida en investigación y generación de datos que permitan cuantificar los impactos socioeconómicos del calor y evaluar la efectividad de las intervenciones.
La falta de sistemas de alerta temprana, subsidios frente a impactos y marcos legales específicos también contribuye a la limitada acción en la región. Promover una planificación urbana adaptada, que incluya infraestructura verde, ventilación pasiva y códigos de construcción resilientes, es clave para enfrentar el problema. La voluntad política y la colaboración intersectorial son esenciales para transformar el calor extremo de un desafío esporádico en una prioridad estructural, logrando así proteger vidas y mejorar la calidad de vida en las ciudades latinoamericanas.
Planes de Acción frente al Calor
La Global Heat Health Information Network creó un repositorio de Planes de Acción frente al Calor que reúne diferentes soluciones que han implementado gobiernos locales, organizaciones y diferentes entidades para hacer frente a este fenómeno. Se trata de una herramienta que puede ayudar a aquellas ciudades que están en la búsqueda de soluciones para convivir con esta nueva realidad climática, producto de los efectos del cambio climático y las islas urbanas de calor en diferentes territorios.
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Crédito imagen principal ilustrativa: Solidcolours de Getty Images Signature, vía Canva Pro.