Por Agustina Randazzo,
Coordinadora de Herramientas en RIL
Desde los ‘90, los estados nacionales de América Latina redujeron su campo de acción sobre ciertos temas, traspasando competencias y, en mayor o menor medida según el caso, recursos a los gobiernos subnacionales. Ese proceso transformó el rol de los gobiernos locales, que incorporaron en sus agendas temas que solían ser del campo nacional, como la intervención sobre el medio ambiente, la gestión social, la seguridad y el desarrollo económico local. Dejaron de ser lo que en la jerga se llamaba “municipios ABL” (alumbrado, barrido y limpieza) para pasar a ser parte fundamental del desarrollo de una ciudad.
En ese marco, y en una región donde más del 80% de la población vive en zonas urbanas, cabe preguntarse ¿qué tiene que hacer un área de desarrollo productivo/económico de un gobierno local para promover el desarrollo económico territorial de su ciudad? En esta nota voy a intentar encontrar una respuesta a esta pregunta tomando en cuenta lo diversas que son las ciudades.
¿A qué nos referimos cuando hablamos de desarrollo económico territorial?
Al hablar del desarrollo económico, muchos especialistas pusieron el foco en el desarrollo nacional y la necesidad de contar con una macroeconomía ordenada y un PBI per cápita que aumente progresivamente. Pero después se introdujo la idea de que, por sí solo, esto no asegura la mejora en el empleo y la calidad de vida en las ciudades. En ese marco, los gobiernos locales tomaron un rol protagonista a la hora de identificar las ventajas competitivas y promover un desarrollo económico local sostenible, basado en las necesidades y posibilidades del territorio.
Hacia 2015, desde el programa ConectaDEL del Banco Interamericano del Desarrollo, se propone incorporar el concepto de Desarrollo Económico Territorial, cuyo objetivo es “el de lograr sustentar la capacidad productiva local para generar un excedente económico, empleo e ingreso que mejoren la calidad de vida de la población de un territorio”. Este concepto incorpora la necesidad de coordinación del eje económico con otras dimensiones que promueven el desarrollo en un sentido más amplio (humano, ambiental, político, etc.), sin desdibujar las acciones específicas de esta agenda.
Si bien el concepto de “territorio” no incluye solo el espacio geográfico en donde se pretende actuar, son los gobiernos locales los que de mejor manera expresan las características de este concepto. Con ese punto de partida, empieza a desarrollar una propuesta de acción, identificando una serie de puntos para promover el Desarrollo Económico Territorial en las ciudades.
¿Qué pueden hacer los municipios para promover el desarrollo económico territorial desde el gobierno municipal?
Sin buscar ser exhaustiva, ni acabada, la siguiente lista intenta funcionar como guía para quienes tienen a su cargo áreas de desarrollo económico o productivo dentro de los gobiernos municipales, sin importar su tamaño. Es fruto de la combinación de material bibliográfico junto a la experiencia de la Red de Innovación Local.
Para promover su desarrollo económico territorial, un equipo de gobierno municipal puede:
- Mapear e identificar a los actores clave para el desarrollo económico territorial de la ciudad:
Desde empresas locales, universidades, centros de investigación y desarrollo (I+D), hasta administraciones públicas territoriales (INTI, INTA, etc), entidades de capacitación y cualquier otro actor que aporte a esta agenda debe estar incluido en este listado. - Con datos estadísticos, identificar las características del capital humano y las unidades productivas de la ciudad, sus necesidades actuales y futuras:
Es fundamental conocer (como mínimo) la pirámide poblacional de la ciudad, la formación y experiencia de la fuerza laboral, así como las tasas de empleo, sub empleo, desempleo e inactividad. Respecto a las unidades productivas, tanto para grandes como PYMEs, conocer rubros de actividad, cadenas de proveedores y logísticas, inserción en el mercado, productividad, capacidades tecnológicas. En ambos casos, identificar las necesidades presentes y futuras. - Reconocer las posibilidades que presentan los recursos naturales disponibles en el territorio: esto incluye analizar recursos clásicos como la minería, pero también otros que puedan aportar a través del turismo, la cultura, el deporte, la investigación, a la actividad económica (ríos, espacios verdes o áreas protegidas)
- Diagnosticar el estado de la infraestructura de la ciudad: Las telecomunicaciones; el estado de los caminos y rutas, y su conexión con puntos de venta de mercancías; el transporte interno y que conecta con otras ciudades; la recolección de residuos y la presencia de bancos o instituciones financieras, son puntos fundamentales para cualquier estrategia que busque el desarrollo económico territorial.
- Con esta información, generar un plan estratégico de corto, mediano y largo plazo, coordinado desde el gobierno local: este debe tener objetivos claros, metas medibles basadas en un diagnóstico robusto y actividades asignadas de forma clara. Precisa ser acordado con actores relevantes del territorio, ya que será de acción pública y privada, incluyendo al sector académico y al tercer sector. Al diagnóstico robusto, se le deberán sumar análisis prospectivos y propuestas que fomenten la productividad y competitividad del territorio, conectando oferta educativa y laboral, promoviendo industrias estratégicas existentes y la generación de nuevas, con un enfoque de inclusión y sostenibilidad ambiental. Debe coordinarse además con las agendas provinciales y nacionales.
- Generar capacidades en el gobierno local para llevar adelante el plan: implica designar un equipo específico, con las cualificaciones necesarias (académicas e interpersonales) y partidas presupuestarias concretas.
- Institucionalizar los acuerdos alcanzados y adecuar la normativa: para que traspase las gestiones de gobierno, el plan de desarrollo debe encontrar formas de institucionalizarse, a través de un organismo permanente, una ordenanza, una mesa de trabajo organizada, entre otras opciones. Las normativas impositivas y urbanas (el Código de Ordenamiento Urbano, principalmente) también deberán adecuarse a sus objetivos.
- Fomentar la colaboración y promover entornos innovadores: este es tal vez el punto con más complejidad, pero cada gobierno local deberá encontrar junto a los actores clave de su ecosistema, los canales que mejor aprovechen los recursos y capacidades existentes y generen nuevas oportunidades de negocio para las pequeñas, medianas y grandes empresas del territorio.
Para cerrar, algunas conclusiones
Ante reiteradas crisis económicas, el desarrollo económico territorial sostenible es una preocupación fundamental para las ciudades de Argentina (y del mundo). La diversidad del país y la complejidad de los desafíos vinculados a sacar de la pobreza a las 11 millones de personas que la sufren (INDEC, 2023), así como mejorar los niveles de ingresos de la mayoría del país, es urgente.
En ese marco, los gobiernos locales tienen una oportunidad histórica para consolidarse como los dinamizadores de estas agendas, identificando las ventajas competitivas de sus territorios, sus necesidades actuales y futuras, así como articulando de forma virtuosa los recursos y capacidades existentes, para lograr este desarrollo “desde abajo”, fomentando la productividad y competitividad. Todo esto con el fin de que todas las personas encuentren oportunidades para desarrollarse en la ciudad que elijan para vivir.
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Imagen principal: Comunicación Institucional de Expo ARTCOM, edición 32.