Un poco de pintura, mobiliario móvil y muchas ganas de crear un espacio público más agradable para la población. Estos son, a grandes rasgos, los ingredientes necesarios para implementar el urbanismo táctico como una solución para adaptar las ciudades a los desafíos del siglo XXI. Sin invertir demasiado dinero y de forma veloz, siempre colocando a las personas en el centro de las decisiones.
Las “supermanzanas” de Barcelona, España, son reconocidas internacionalmente como una estrategia exitosa a la hora de reducir la circulación de automóviles y dar más protagonismo a quienes andan a pie o en bicicleta. El uso del urbanismo táctico ha sido uno de los principales aliados para lograrlo en poco tiempo.
Con franjas de colores en las calzadas, bolardos y macetas, numerosas calles adquirieron un nuevo uso público. Para pasear, hacer compras, entrenar y también proteger a los centros educativos. En caso de ser necesario, las instalaciones son reversibles y no requieren grandes obras.
Para recreación y mucho más
Mediante estas microintervenciones, la capital catalana creó en 2018 un “Plan del Juego” con el propósito de convertirse en una “ciudad jugable”. Así, sumó decenas de espacios dedicados a las actividades lúdicas, deportivas y de recreación. Incluso incorporó plazas con fuentes de agua y juegos de arena para disfrutar el verano.
La ciudad de Campinas, en Brasil, también recurrió en 2021 a la instalación de pequeñas modificaciones urbanas para crear espacios seguros de juego. El proyecto “Brincando com comfiança” (Jugando con confianza) se valió de marcas en el piso y mobiliario simple para inventar “tableros humanos” replicables en plazas, parques y veredas.
Pandemia: un antes y un después
La solución de la ciudad paulista surgió durante momentos críticos de la pandemia de coronavirus, cuando el distanciamiento físico era una exigencia para evitar contagios. Así como en Campinas, el uso del urbanismo táctico fue la respuesta en cientos de ciudades alrededor del mundo para crear espacios de recreación más seguros.
Sin embargo, ¿cuántas de estas iniciativas perduran en 2022, tras el relajamiento de las restricciones sanitarias? En España, la ciudad de Logroño aprovechó aquel impulso para cambiar definitivamente su tránsito y reducir las emisiones de carbono. Gracias a ello, ha recibido en 2021 el Primer Premio Nacional de Movilidad y otros galardones.
Con intervenciones ligeras y rápidas, pintando el asfalto y colocando bancos, el programa “Calles Abiertas” se propuso colocar al peatón como prioridad y desalentar el uso de vehículos particulares. El caso, así como el de las “supermanzanas” de Barcelona, ya es utilizado como modelo en el gobierno español y la Unión Europea en la “Guía para planificar ciudades saludables”.
“Logroño se ha destacado por la implementación de medidas de urbanismo táctico en el proceso de desescalada de la pandemia. Se han creado nuevos espacios de convivencia para peatones y ciclistas a través de acciones temporales y transformaciones visuales en la calzada”, destaca el documento.
Acupunturas para ciudades más humanas
“El tipo de urbanismo que estamos acostumbrados a aprender tiene claras influencias del movimiento moderno: calles pensadas principalmente para facilitar la circulación de vehículos a motor y manzanas que llevan al límite la ocupación de los edificios”, sostiene la arquitecta Ángela Sisternes García, defensora de “ciudades más humanistas y menos mecanicistas”.
De ese modo, valora el uso del urbanismo táctico (o “urbanismo do-it-yourself” –hazlo tú mismo, en inglés–) como una necesidad para generar mayor bienestar en la comunidad local. ¿Por qué? Porque propone hacer un uso más equitativo de los espacios públicos, priorizándolos como lugares de estancia y convivencia, con usos más amigables con el medio ambiente. “Ayuda a generar ciudadanía y, si tienen éxito, son extrapolables a una mayor escala”, elogia la especialista.
“Este tipo de intervenciones urbanas puntuales-temporales tienen el objetivo de poder modificar la ciudad de forma colaborativa y no tan planificada en los despachos. Se quiere generar conciencia de lo que significa realmente vivir en las ciudades de manera que, poco a poco, esas pequeñas actuaciones locales pasen a formar parte de la nueva configuración de la ciudad”.
Ángela Sisternes García
El concepto está íntimamente relacionado al de acupuntura urbana: aquellas intervenciones de pequeña escala y altamente focalizadas que tienen la capacidad de regenerar o iniciar un proceso de regeneración de espacios muertos o dañados a su alrededor. “La falta de recursos ya no es excusa para no actuar”, decía el urbanista Jaime Lerner, ex alcalde de Curitiba, Brasil.
No todo vale en el urbanismo táctico
También a causa de las restricciones pandémicas, numerosos gobiernos locales han incentivado la instalación de espacios adicionales en los exteriores públicos de bares y restaurantes. ¿Esto también es urbanismo táctico? Según la arquitecta Sisternes García, no. “Tiene que estar pensado por y para los ciudadanos residentes, y no tiene fines lucrativos ni comerciales”, define.
En contraste a esas experiencias, la ciudad italiana de Milán ofrece, al igual que Logroño, una respuesta que coincide con el concepto de urbanismo táctico. En 2018, el gobierno local empezó a probar nuevos usos para los espacios públicos con elementos de bajo costo. Tras el punto de inflexión que significó la cuarentena, el programa “Piazze Aperte” (Plazas Abiertas) acabó consolidándose como una política para dar prioridad a peatones y ciclistas.
El arquitecto danés Jan Gehl, autor de más de 30 publicaciones que defienden la “escala humana de las ciudades”, ha elaborado proyectos para retirar los automóviles de grandes ciudades como Moscú, Melbourne y Shanghái. “Una ciudad siempre está en construcción. Las piernas y las bicicletas son el mejor transporte urbano para cualquier lugar”, sostenía en una entrevista con el diario El País, en 2016.
La potencia transformadora del urbanismo táctico se hace notar en ciudades de todas las latitudes. Algunos ejemplos, entre cientos de casos, son Comuna 13 de Medellín (Colombia); las Plazas de Bolsillo de Rosario (Argentina) y Santiago (Chile); y la experiencia reciente del barrio porteño de San Telmo (Argentina) para cambiar el paisaje debajo de una autopista.
¿En tu ciudad implementan el urbanismo táctico como estrategia para colocar en el centro a las personas que van a pie o en bici? Podés compartir el caso en +Comunidad y en el Mapa de Soluciones Locales de RIL.
Imagen principal: cruce intervenido en Barcelona, España. Foto de Arnau Rovira.
Redacción +Comunidad.