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Vigía del Fuerte, un pequeño municipio ubicado al este de Antioquia (Colombia), sufrió durante décadas la violencia guerrillera y paramilitar en medio de la selva. Hoy la localidad es conocida como una “sucursal de la esperanza” y, a medida que avanza su desarrollo económico, sueña con consolidar la paz social. Uno de los pilares para lograrlo es el Parque Educativo local, que en 10 años de existencia revolucionó la manera de aprender y relacionarse en la comunidad.
Llamado “Saberes Ancestrales”, el parque fue el primero de 80 que creó el gobierno antioqueño en distintas áreas vulnerables y aisladas de su territorio. “Es un sitio público que representa físicamente las oportunidades y que crea los mecanismos para que las personas, fundamentalmente jóvenes pero de todas las edades, puedan desarrollar sus talentos”, explicaba Sergio Fajardo, ex gobernador del departamento (2012-2016).
Creados dentro del plan “Antioquia la más Educada”, los parques educativos surgieron como una respuesta ante la necesidad de ofrecer alternativas innovadoras y recreativas de aprendizaje para las poblaciones más necesitadas. La política, estrenada en 2012, obtuvo múltiples reconocimientos nacionales e internacionales por su capacidad de fomentar nuevos polos de desarrollo fuera de la capital.
La educación y la transformación social
Los parques educativos de Antioquia buscan complementar la enseñanza tradicional con programas que “honran las habilidades inherentes y el potencial ciudadano de los jóvenes”. Así, los programas están diseñados para promover la ciencia, las nuevas tecnologías, la investigación, la innovación, la conectividad y el emprendedurismo, así como las artes y la cultura. En especial, apuntan hacia la atracción de talentos, la creación de vínculos duraderos y la promoción de los valores de la paz.
Por medio de concursos públicos, cada centro fue pensado por especialistas para tener una identidad única y local acorde a su comunidad. La mayoría de los fondos provienen del gobierno departamental, pero el sector privado y las autoridades locales también participan de las ejecuciones presupuestarias.
“Son sitios de encuentro. Allá está el espacio para maestras y maestros de cada uno de los municipios con parques. Porque si vamos a hacer de la educación el motor de la transformación social, nuestra sociedad tiene que reconocer el valor de las personas que dirigen el proceso de formación desde las etapas más básicas”, destacó Fajardo.
Antes de ser una política departamental, la capital de Antioquia ya promovía la construcción de “Parques Biblioteca” en diferentes barrios de la ciudad. En el marco del programa “Medellín la más Educada”, se crearon complejos urbanísticos conformados por áreas peatonales de uso público y espacios verdes alrededor de bibliotecas equipadas con nuevas tecnologías. De esta forma, la política sirvió como modelo para otras ciudades en el territorio antioqueño (y en otros sitios del mundo).
De los parques al progreso social
Históricamente, Antioquia experimentó una alta brecha económica y de educación entre su capital y el interior del departamento. De esta manera, los parques se consolidaron como espacios emblemáticos para ofrecer alternativas de aprendizaje e integración para la población. “Se convierten en centros para el desarrollo de relaciones comunitarias y ciudadanía, muy necesarias en áreas afectadas por la violencia y las rupturas sociales”, remarca la plataforma USE, dedicada a la promoción de proyectos urbanos sostenibles.
Tras sortear reveses políticos, el impulso de los parques educativos continúa en marcha y hoy poseen indicadores para conocer su impacto entre las comunidades. “En el parque educativo vamos a invertir algo que no tiene precio, y es la educación que luego se convertirá en progreso”, decía en 2014 Marlon Barbosa, maestro en el municipio de Vigía del Fuerte, el primero en inaugurar un centro del tipo fuera de la capital.
Cada localidad que tiene o tendrá un parque educativo cuenta con comités especializados en la planificación de sus actividades. Complementando las escuelas, empezaron a formar parte de las rutinas comunitarias y se constituyeron como nuevos espacios públicos de encuentro que multiplican las oportunidades locales.
Durante el último decenio, el plan de Antioquia sirvió de inspiración para otras ciudades del mundo. Por ejemplo, en 2013, Córdoba (Argentina) ideó una serie de instalaciones similares en distintos barrios con el objetivo de “construir una ciudadanía organizada, autónoma y solidaria, capaz de convivir en la diferencia y de solucionar pacíficamente sus conflictos”.
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Imagen principal: Blog Red Fundamentos