A fines de junio de 2022, la Unidad de Inteligencia de la revista británica The Economist (EIU) publicó su clasificación anual con las mejores ciudades para vivir. Se evaluaron 173 centros urbanos en función de la atención sanitaria, los índices de criminalidad, la estabilidad política, la infraestructura y el acceso a espacios verdes, entre un total de 30 factores cuantitativos y cualitativos.
Este año, el podio en el Índice Global de Habitabilidad corresponde a Viena (Austria), Copenhague (Dinamarca) y Zúrich (Suiza). Completan el Top 10 ciudades de Canadá, Europa, Japón y Australia. En último lugar, en tanto, se ubican Damasco (Siria), Lagos (Nigeria) y Trípoli (Libia) “debido a las guerras, los conflictos y el terrorismo”.
Los autores del informe advirtieron que la continuidad de la pandemia de coronavirus y la guerra en Ucrania afectaron la evaluación del índice y que lo seguirán haciendo durante los próximos años, especialmente en Europa. También alertaron que las ciudades atraviesan una “crisis preocupante” con respecto al incremento del costo de vida.
Un concepto amplio
Existen numerosas definiciones sobre la calidad de vida urbana. La demógrafa Andrea Elisa González explica que, en líneas generales, la bibliografía se divide entre dos corrientes: una objetiva y otra subjetiva. Mientras el primer grupo examina una gama de bienes y servicios que deben estar a disposición de la ciudadanía para satisfacer sus múltiples necesidades, el segundo enfatiza el ambiente interno de las personas, dando mayor importancia a los aspectos perceptivos de contento o descontento con el medio.
“La calidad de vida urbana se refiere a las condiciones presentes en una ciudad que garantizan el confort biológico y psicológico de sus residentes, así como el soporte funcional para el desarrollo de los individuos en la producción y reproducción de la vida”, define la autora en su tesis de maestría. Además, menciona la importancia de contar con un medio ambiente sano y oportunidades tanto institucionales como económicas como “soporte para una vida digna y saludable en cualquier ciudad”.
En América Latina
Entonces, ¿de qué depende que una ciudad tenga mejor calidad de vida que otra? El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) estableció ocho temas que sirven como referencia en la comparativa: equidad de ingresos y servicios; espacios públicos de calidad; conectividad y conexión con la ciudadanía; seguridad; movilidad; resiliencia (para contrarrestar los efectos del cambio climático); conocimiento; y gobernanza.
“Queremos seguir apelando a que la ciudad continúe siendo un lugar positivo de encuentro, un espacio donde la gente disfrute habitar y trabajar, donde se recrea, se educa y se conecta con otros de manera positiva”, remarca Verónica Adler, economista especializada en asuntos urbanos y autora del artículo blog del BID.
En línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), la evaluación de las condiciones ambientales gana cada vez más peso a la hora de definir la calidad de vida urbana. Así, los especialistas coinciden en que el manejo adecuado de los residuos, la reducción de la contaminación y la presencia de espacios verdes determinan, sin lugar a dudas, si en una ciudad se vive mejor que en otra.
El rol de los gobiernos locales
Los economistas Diego Azqueta y Luis Alfonso Escobar destacan que la calidad de vida urbana está determinada especialmente por las decisiones que tomen los administradores públicos locales, además de aquellos factores naturales determinados por la geografía. Y tiene tanta relevancia –sostienen– que explica una elección tan personal como el lugar donde una persona decide radicar su vida.
“Independientemente del atractivo mediático que tenga la elaboración de distintos índices de calidad de vida urbana, lo cierto es que una construcción sistemática y rigurosa puede proporcionar una herramienta de gran utilidad para el gestor municipal”, exponen los autores acerca de los reconocidos rankings internacionales.
En la Red de Innovación Local (RIL) existen programas y comunidades que apuntan hacia la mejora de la calidad de vida en los centros urbanos. Por caso, el Programa Ciudades de Oportunidades 2022 procura impulsar la creación de soluciones de impacto mediante la innovación sistémica y las redes de cambio entre gobiernos municipales y emprendedores sociales.
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Imagen principal: Viena, la mejor ciudad del mundo para vivir según EIU. Fuente: iStock.
Fuente: Redacción +Comunidad.