En la comunidad de Anfama, ubicada en las montañas de la provincia argentina de Tucumán, habitan de forma dispersa unas 50 familias. Para conectarse a Internet, todas ellas dependen de una única antena de WiFi ubicada en la escuela rural del valle. Algunos habitantes deben trasladarse más de dos horas para conseguir allí conectividad, que no siempre está asegurada.
En julio de 2022, un pequeño pueblo de Aconquija, Catamarca, levantó su voz porque la escuela del lugar, de período especial, cerró por vacaciones y toda la población se quedó sin WiFi. Existen historias similares en comunidades rurales de toda América Latina, ya sea en áreas llanas o montañosas.
Pero las dificultades para conectarse a la red también ocurren en los centros urbanos, incluso en capitales: en 2021, un estudio determinó que 5 de cada 10 hogares situados en los barrios más vulnerables de la Ciudad de Buenos Aires tuvieron déficit para utilizar el servicio. Y en Quito, Ecuador, el gobierno local detectó que más de 500 barrios no tienen una cobertura eficiente de Internet o directamente no cuentan con el servicio.
Un derecho humano vulnerado
Según la Organización de las Naciones Unidas, el acceso a Internet es un derecho básico de todos los seres humanos. Sin embargo, los obstáculos para conseguir conexión móvil se replican en América Latina y la brecha digital aún está lejos de cerrarse.
Un estudio de People Media determinó que la mayoría de las personas en la región dependen del WiFi público. Y si bien 162 millones de habitantes poseen una línea de telefonía móvil, sólo el 20% cuenta con alguna suscripción de datos pospago. Además, destacó que son generalizados los problemas de baja velocidad de navegación y cobertura.
“El subcontinente ha experimentado un desarrollo de infraestructuras tecnológicas mucho más lento que la media mundial, haciendo que quienes viven en Latinoamérica se enfrenten más que cualquier otra persona en el mundo a grandes dificultades a la hora de conectarse a Internet por medio de dispositivos móviles”, se observó en el informe de Peope Media.
“Acá no hay Internet”
En 2020, durante el período de mayores restricciones ante la pandemia de coronavirus, una iniciativa conjunta entre las organizaciones WINGU, Red Comunidades, TECHO, Diversidad Rural y ACIJ lanzó la plataforma “Acá no hay Internet”. Con el objetivo de evidenciar el problema del acceso a Internet en América Latina, crearon un mapeo colaborativo que busca llamar la atención de las autoridades y solucionar los déficits existentes.
“Las medidas de aislamiento social obligatorio pusieron en evidencia la situación de desigualdad que atraviesan las comunidades rurales y asentamientos informales en lo que se refiere al acceso de internet”, expresaron las partes impulsoras.
Soluciones en el mundo
En 2021, Ciudad del Cabo (Sudáfrica) firmó un memorando con una empresa proveedora para expandir las ubicaciones de acceso público WiFi en toda la ciudad. El programa tiene como objetivo llevar la conectividad a comunidades que de otra manera no tendrían Internet. Así, los puntos de acceso serán instalados en postes de luz, paradas de autobús y otros sitios compartidos en los barrios.
Reggio Emilia (Italia) implementa desde 2015 un proyecto que busca superar la mala calidad de banda ancha en localidades del municipio. El sistema se implementó mediante la instalación y operación de infraestructuras inalámbricas de banda ancha en los centros sociales de los vecindarios, que pasaron a actuar como proveedores de internet en las comunidades locales.
Si tu ciudad o pueblo implementa estrategias de impacto para extender el acceso a internet, podés compartir la historia en +Comunidad.
Foto principal: antena de WiFI en la escuela rural de Anfama, Tucumán.
Redacción +Comunidad.