DINAMARCA
Reflexiones e inspiración desde Aarhus, una ciudad transformadora

Se trata de una ciudad donde la confianza, la sostenibilidad y la inclusión son pilares del día a día. Su articulación entre gobierno, sector privado y ciudadanía, junto con una infraestructura inclusiva y un enfoque en el equilibrio laboral, ofrecen lecciones para nuestras ciudades. Sin embargo, cada territorio es único y los modelos deben adaptarse a las particularidades locales.

Aarhus.

Por Guadalupe Cabrera (*)

Vivir en Aarhus, Dinamarca, fue una experiencia profundamente transformadora. No solo me permitió sumergirme en una cultura basada en la confianza, la sostenibilidad y la inclusión, sino que también me dio la oportunidad de observar de cerca cómo el modelo de gobierno danés influye diariamente en la vida de sus ciudadanos. 

Soy argentina, licenciada en Ciencia Política y máster en Desarrollo Territorial, con años de experiencia trabajando con gobiernos locales. Durante mi estadía en Aarhus, pude observar de primera mano las dinámicas nacionales y locales que convierten a esta ciudad en un referente de innovación y desarrollo urbano.

Un poco más de contexto: Aarhus es la segunda ciudad más grande de Dinamarca, con casi 350.000 habitantes. Dinamarca es una monarquía constitucional. Tiene un sistema parlamentario representativo con un primer ministro y un monarca. Actualmente, la primera ministra, Mette Frederiksen, pertenece al partido socialdemócrata. A su vez, el modelo económico es el libre mercado.

Algunos de los aspectos que llamaron mi atención están relacionados al diseño de la ciudad, el modo de abordar los desafíos públicos, y la promoción de la inclusión e igualdad.

1. Articulación para el abordaje de desafíos públicos

El gobierno local ha logrado articular una relación dinámica con el sector privado, el sector académico y la ciudadanía para abordar los desafíos públicos. Los problemas no se resuelven de arriba hacia abajo, sino en conjunto con los actores del territorio, siendo la Municipalidad un actor impulsor y facilitador de los procesos de desarrollo. 

Un ejemplo de ello es el departamento municipal de Innovación, Tecnología y Creatividad de la Municipalidad (ITK), a través del cual se fomenta la participación de las empresas y los ciudadanos en el diseño de soluciones urbanas.

2. Educación como inversión 

Uno de los aspectos que me impactó del modelo danés es el enfoque en la educación. Allí, el Estado no solo provee educación gratuita, sino que incluso les paga a los estudiantes universitarios becas para estudiar. 

La lógica, a mi entender, es clara: a mayor formación, mejores sueldos, y a su vez, más impuestos que sostienen el sistema (teniendo en cuenta que los impuestos sobre la renta en Dinamarca están por encima del 50%). Un círculo virtuoso que, si no sirve de fuente de inspiración, al menos, invita a la reflexión.

3. Infraestructura urbana inclusiva y sostenible

La ciudad está diseñada para todos y todas. Los espacios públicos son de calidad, y la infraestructura urbana está diseñada para que los niños, las mujeres y las personas mayores o con discapacidades puedan acceder y disfrutarlos de forma segura. Desde semáforos para personas no videntes, rampas y espacios para niños con juegos adaptados a distintas edades hasta lactarios en establecimientos públicos, entre otros. 

A su vez, los daneses tienen en promedio dos bicicletas por persona. En Aarhus predominan las bicisendas y ciclovías, promoviendo a la bicicleta como un medio de transporte fundamental en la movilidad, reduciendo el tráfico, promoviendo una vida más saludable y contribuyendo al ambiente.

4. Una población basada en la confianza 

Dinamarca se caracteriza por tener una población formada, donde la confianza es el pilar fundamental que impacta en todos los aspectos de la vida, tanto en la economía, como en el día a día. En Aarhus podés encontrar bicicletas estacionadas sin candado, puestos de venta de ropa o productos sin atención (sólo con el número de teléfono o QR para hacer transferencias) y, ¡hasta con cochecitos con niños en la vereda durmiendo, mientras los adultos responsables toman un café adentro en el bar!

5. Work-life Balance: un aprendizaje personal 

Por último, pero, quizás lo que más interpeló mis elecciones de vida hoy, tiene que ver con el conocido “work-life balance”. La cultura laboral en Dinamarca está profundamente enfocada en el equilibrio entre el trabajo y la vida personal, entendiendo a este punto como una clave para mantener una sociedad sana y productiva. 

Según la OCDE, los daneses trabajan en promedio 33 horas a la semana, en comparación con las 40 horas semanales en muchos otros países. Este enfoque ha contribuido a que Dinamarca lidere el ranking mundial de felicidad, ocupando el segundo lugar en el Informe Mundial de la Felicidad en 2023. 

Las lecciones que nos deja Aarhus

Sin duda, creo que conocer nuevos lugares enriquece la mirada. Si uno es capaz de observarlos con atención,puede sentirse inspirado y, cuando no, invitado a la reflexión. Dinamarca en general, y Aarhus en particular, fueron eso para mí: una fuente de inspiración y de preguntas sobre mi modo de vivir, de priorizar el tiempo, de construir, y de trabajar con las ciudades.

Si en mi cabeza el modelo de gobierno verticalista y solitario ya estaba en jaque, Aarhus fue un ejemplo práctico de que es posible trabajar de forma abierta y colaborativa. De que es posible (y necesario) definir los desafíos públicos y diseñar sus soluciones con otros, potenciando así los recursos y el alcance. Y de que, frente a una realidad compleja, es posible encontrar las soluciones desde adentro, desde el mismo territorio. Esto me llenó de energía.

A su vez, esta experiencia me invitó a reflexionar sobre la unicidad de los territorios. Ninguno es perfecto ni es igual a otro. Cada uno tiene su cultura, su gente, su idioma, sus costumbres, su geografía, su historia, sus luces y sus sombras. Tratar de copiar un modelo que funciona en un territorio, y pegarlo en otro, simplemente no se puede. Siempre es necesario contextualizarlo, y, en todo caso, adaptarlo.

Por último, vivir afuera me ayudó a tomar perspectiva y valorar mi propio lugar, Argentina. Si bien Dinamarca es inspiradora en muchos aspectos, hoy, y al menos hoy, no cambio por nada nuestra pasión, espontaneidad y calidez. 

(*) Guadalupe Cabrera es parte del equipo de Certificaciones en la Red de Innovación Local (RIL). Vivió en Aarhus durante 2022.

La foto principal, así como todas las que están incluidas en el artículo, fueron tomadas por la autora de la columna.