ciudades
Por Florencia Galimberti, Directora de Aceleración (RIL)
La digitalización transformó significativamente los servicios públicos, revolucionando la forma en que los gobiernos interactúan con sus ciudadanos y ciudadanas. La incorporación de nuevas tecnologías, como la Inteligencia Artificial, permitió una administración más ágil, con trámites simplificados y menos burocracia. Sin embargo, la velocidad de adopción varía y aún persisten barreras en la transformación digital que deben ser superadas.
Primero pensemos, ¿qué ciudades queremos a futuro?
El rol que cumplen las ciudades en nuestra vida cotidiana es clave, porque son el espacio en donde nos desarrollamos como seres humanos. Hoy en día, más de la mitad de la población del mundo habita en localidades, y esa proporción aumentará con los años, en este punto la inquietud que me surge es: ¿qué vamos a hacer con eso?
Debemos pensar en cómo deberían ser nuestras ciudades del futuro. ¿Qué servicios públicos necesitamos para que nuestras ciudades sean ordenadas, limpias, digitales, inclusivas y desarrolladas? Reflexionar sobre esto es esencial para diseñar planes estratégicos que se alineen con las necesidades de los habitantes.
El primer paso es visualizar y buscar soluciones tecnológicas avanzadas, pero es vital que estas soluciones sean viables y adaptables a corto o mediano plazo. La participación ciudadana también es clave: involucrar a los habitantes en la planificación de servicios públicos puede generar mejoras significativas.
Tenemos la oportunidad de pensar nuestras ciudades de hoy a un corto o mediano plazo, imaginando cambios que sean viables de implementar en tal vez meses o años. Que se ajusten a lo que sus habitantes necesitan. Y ahí, nos encontramos con una segunda oportunidad: dar protagonismo a las necesidades y deseos de la ciudadanía.
Me animo a preguntar, a quien lea estas líneas, si alguna vez pensaste cómo te gustaría que fuera tu ciudad, cómo quisieras que fueran los servicios públicos que hay en ella. Por ejemplo, te propongo pensar en una situación: a la hora de elegir una carrera universitaria, ¿no te gustaría tener mayor cantidad de opciones en tu ciudad?
La innovación, la eficiencia y la tecnología se enaltecen cuando la ciudad está al servicio de las personas y no al revés, o cuando el gobierno local considera los deseos y las necesidades de sus ciudadanos y ciudadanas para diseñar los servicios públicos.
Las barreras que enfrentan los gobiernos locales
Puertas adentro de los gobiernos locales, las barreras pueden ser la planificación estratégica y el uso de datos para la toma de decisiones y medición de los impactos. También, otra barrera que se puede presentar dentro de la gestión, es el manejo del cambio cultural al interior de los municipios y con los equipos técnicos del gobierno.
En el primer caso podemos destacar el caso de Córdoba, en Argentina, que tiene un plan de metas desde el 2011, un instrumento de planificación e información ciudadana. A través de esta herramienta, el Poder Ejecutivo presenta su programa de gestión y da a conocer los lineamientos que guiarán la actividad del municipio durante su gobierno.
En el segundo caso es interesante ver el abordaje del manejo del cambio cultural al interior de los municipios que hizo la ciudad de Maipú, en Chile. En donde el ambiente laboral se caracterizaba por la falta de motivación y el desinterés por innovar y mejorar. Fue así que crearon una Red de Líderes de Transformación Digital, con el fin de generar una comunidad de profesionales motivados con la transformación digital.
Diseñar servicios públicos innovadores, eficientes y tecnológicos
Volviendo a la reflexión inicial, de pensar en ciudades sabias, lo importante a la hora de diseñar un servicio público es contemplar en todo momento la realidad de su ciudad. Lo peor que puede pasar es que los equipos, por mirar el aspiracional y la lista de tendencias tecnológicas y de soluciones a incorporar, se alejen de su realidad local.
No todos los municipios necesitan lo mismo, cada uno tiene que sentar las bases clave de su realidad. Entender los problemas para solucionarlos de la mejor manera. Tomar conciencia de cuál es la dinámica diaria de una persona. Y en qué necesita ésta para mejorar su calidad de vida, y luego tomar las mejores acciones para hacerlo realidad.
Por último, es importante reconocer que hay miles de personas dedicadas a resolver desafíos públicos en ciudades de todo el mundo. Siempre priorizando el bienestar de la ciudadanía y construyendo ciudades de oportunidades. Muchas de estas personas enfrentan desafíos similares en distintos lugares. En este sentido, animo a quienes trabajan en gobiernos locales a establecer redes con otros profesionales que están abordando los mismos problemas en diferentes contextos.
Reflexiones finales
Frente a este escenario la 9° edición de Smart City Expo LATAM, que se celebró el mes pasado en la ciudad de Mérida, en México, me confirmó el poder que tiene la articulación y la colaboración entre los distintos sectores. Al unir a especialistas, gobiernos y ciudadanía en un mismo espacio, se puede avanzar hacia ciudades más innovadoras y humanas. La clave es centrarse en mejorar la calidad de vida de la ciudadanía, priorizando su bienestar y necesidades en el diseño urbano.
Ésta experiencia me recordó la importancia de tener en cuenta las particularidades de cada territorio. Es esencial adaptar los casos de éxito compartidos a la realidad específica de cada localidad, atendiendo a las verdaderas necesidades de sus ciudadanos. Solo así se podrán implementar soluciones efectivas que realmente resuelvan los desafíos de cada ciudad.
Por último enfatizar en la importancia de mantener vivos estos espacios de diálogo, para poder encontrarnos y pensar desde enfoques multisectoriales y multiactorales, los problemas que hoy en día tienen las ciudades y buscar las mejores soluciones a esos desafíos complejos, y por supuesto, con una mirada sistémica y 360°.
(*) Florencia Galimberti participó con esta columna de la 9° edición de Smart City Expo LATAM, el congreso internacional sobre ciudades inteligentes, que se realizó en Mérida, México.