Por Belén Zimmermann, Coordinadora de Desarrollo de Personas – RIL
RONDA
RONDA propone a intendentes de Argentina tomarse tres días apartados de sus ciudades, su agenda diaria y de sus teléfonos, para hacer una pausa y conectar con lo esencial. Por eso empezamos el encuentro haciendo foco en liderarse a uno mismo.
Reflexionamos sobre la propia historia, los aprendizajes y el propósito de vida para tejer así una red de colegas, en donde se puso sobre la mesa lo más profundo y humano, lejos del cargo y la carrera política, nos centramos en poder traer lo más vulnerable.
En el segundo día tuvimos al centro al equipo, pieza fundamental para el éxito de una gestión: ¿Cómo funciona un equipo efectivo? ¿Cómo articulan y se complementan distintos perfiles para enriquecerse mutuamente? ¿Qué herramientas y actitudes nos acercan a ser mejores líderes de nuestro equipo?
Escuchamos la voz de la experiencia de la mano de distintos oradores que pasaron por la función pública y se acercaron a compartir sus aprendizajes. Y jugamos, nos divertimos, aprendimos con el cuerpo lo que significa ser parte de un equipo, confiar, dejarnos sostener y registrar cómo nuestras emociones impactan en nuestro accionar.
El último día del encuentro abrimos el juego a pensar el liderazgo dentro de la comunidad: ¿cómo podemos escuchar más activamente a las personas que viven en nuestra ciudad? ¿Cómo conocer más en profundidad aquellas realidades por las que vamos a trabajar?
Y cerramos, como el nombre del programa lo indica, haciendo una gran ronda en donde nos dedicamos a mirarnos, reconocernos y agradecernos por todo lo compartido durante esos días, y también por el valor de esa red que empieza a formarse.
Lo que RONDA Intendentes nos dejó
A continuación 12 reflexiones para respirar algo del espíritu de RONDA Intendentes.
Que el fin de un año electoral en Argentina, con todo el desgaste que implica, es la oportunidad y esperanza de un equipo nuevo que empieza a trabajar, con todas sus energías y sueños, por una ciudad mejor. ¿Qué mejor que dedicar tiempo en este momento para pensar qué tipo de líderes queremos ser y sentar bases para lo que viene?
Que compartir nuestras historias de vida sin máscaras nos conecta con nuestro lado más humano y nos acerca a los demás permitiéndonos construir vínculos de confianza de una manera rápida y auténtica. A partir de ahí trabajar juntos se vuelve más fácil.
Que algo tan simple como hacer una ronda nos conecta con la fuerza de sabernos acompañados, cerca de otros, en la misma; y que es mucho más lo que tenemos en común que lo que nos separa. ¿Cuánto más alegre, liviano y potente es el camino si lo transitamos juntos? ¿Algo mejor que sabernos parte de una red?
Una pausa en la vorágine diaria oxigena, reconforta, nos centra, aclara el horizonte y motiva para ser mejores en lo que viene. No nos olvidemos de hacer que valga la pena el esfuerzo, de cada intendente, de nuestros equipos, familias, y vecinos.
Que cuando nos sintamos cansados podamos frenar y recordar para qué empezamos, cuál es el sentido que tiene lo que estamos haciendo.
Que el equipo que construyamos, la impronta que le demos y las herramientas que brindemos para que cada integrante pueda desplegar su potencial va a ser el distintivo para alcanzar los objetivos que nos planteemos para la gestión.
La solución a los desafíos más complejos no va a depender tanto de ideas mágicas sino de la capacidad que tengamos para sumar a otros a la mesa. Para escuchar activamente a las personas involucradas y animarnos a trabajar juntos incluso con quienes piensen diferente.
Que no somos los únicos soñando y trabajando día a día por una ciudad y un país mejor. Y que conectar con la fuerza de otros de norte a sur soñando a la par, nos empuja a seguir esforzándonos por alcanzar esa Argentina posible.
Que esa chispa y hasta cuota de locura que llevamos dentro para querer transformar realidades tenemos que cuidarla como oro. No dejemos de pensar en grande. Y que tener en nuestras manos, por algunos años, la posibilidad de impactar en nuestras comunidades merece no ser desaprovechada. ¡QUE VALGA LA PENA!
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Imagen principal: Red de Innovación Local (RIL)