AMBIENTE
Transformación de residuos orgánicos: dos experiencias para cambiar la cultura ambiental

Ciudades de Honduras y Colombia ya aplican la economía circular, modelo en el que los bienes se producen, se consumen, se reciclan y se vuelven a producir. Esto impacta en cientos de familias, produciendo nuevas fuentes de empleo.

Residuos orgánicos.

El manejo adecuado de los residuos es un tema que preocupa a ciudades de todo el mundo. En Honduras, el municipio de Comayagua busca posicionarse como un referente regional en la gestión de desechos orgánicos. Restos de verduras, frutas y comidas de diferentes mercados de la ciudad, además de la poda de áreas verdes y material de empresas del sector agroalimentario, son trasladados hacia las instalaciones del Vivero Municipal para entrar en un proceso de compostaje. 

Con el abono generado, se mantienen los 47 espacios verdes de la ciudad, incluyendo el estadio local y su amplia superficie de gramaje. También se utiliza para producir nuevas plantas, sean ornamentales, maderables o frutales. Sin recurrir a la compra de agroquímicos, permitiendo así generar ahorros en las arcas públicas y evitando conflictos ambientales. 

“Procesamos una cantidad de 64 toneladas al año de desechos orgánicos. Con esto producimos 32 toneladas al año de abono orgánico, de los cuales 9 resultan del lombricompostaje. El fin de la Alcaldía es ser el ejemplo para que las personas tengan conciencia de la importancia de separar la materia orgánica de la basura”, explica Carlos Gaitán, responsable del Vivero Municipal de Comayagua. 

Además del uso público, parte del abono es vendido a empresas locales como suplemento nutricional para cultivos orientados hacia la producción orgánica. Los ingresos adicionales que esta actividad genera son reinvertidos para aumentar la capacidad instalada para el compostaje del Vivero. 

Vivero municipal de Comayagua. 

La lógica ambiental en Honduras

En las instalaciones de Comayagua, los residuos orgánicos son procesados a través de una máquina picadora que acelera el proceso de descomposición en un 30%. En caso de optar por técnicas que aprovechan el calor, el material se coloca por capas en bultos que se humidifican y voltean con regularidad para mantener homogénea la descomposición térmica. Con esta técnica, el abono orgánico está listo en 75 o 90 días. 

También se utiliza el “lombricompostaje”, en donde las lombrices oxigenan los desechos para evitar los volteos manuales. Si bien este método no emite gases y es más amigable con el personal del Vivero y reduce las emisiones, la descomposición toma más tiempo (hasta seis meses). 

En la actualidad, se estima que sólo entre el 5 y el 10% de los desechos orgánicos son recogidos en Comayagua. De esta manera, los impulsores de la estrategia local esperan escalar sus alcances en los próximos años y generar más fuentes de empleo. Se enmarca dentro del proyecto COPs4, impulsado por la Secretaría de Recursos Naturales y Ambiente (SERNA) de Honduras, en conjunto con el PNUD y con financiamiento del Fondo Mundial para el Medio Ambiente.

Además de Comayagua, otros ocho municipios hondureños esperan fortalecer su gestión de residuos sólidos y la economía circular mediante esa asistencia nacional e internacional. “Este tipo de acciones impactan positivamente tanto al medio ambiente como a la economía local, valorizando desechos que antes no se aprovechaban y generando recursos públicos adicionales a favor de la ciudadanía”, valoró Pablo Rodríguez, coordinador nacional del proyecto COPs4.

Manejo del compost en el Vivero municipal. 

Una experiencia similar

En Colombia, Medellín también se destaca por aprovechar los residuos orgánicos para aplicar prácticas de consumo responsable y mejorar la cultura ambiental entre la población. Desde 2023, la ciudad cuenta con una planta pensada como una iniciativa pedagógica y práctica para la generación de compostaje y vinculación ciudadana con ecohuertas locales.

“El Centro Comunitario de Transformación de Residuos Orgánicos es el primero en la zona urbana del Distrito de Medellín y tiene una capacidad de transformar residuos orgánicos de seis toneladas en dos meses, para la transformación de compostaje y abono, que sirve para los mismos cultivos y las ecohuertas de la ciudad. En total, 50 familias se benefician con esta iniciativa entregando voluntariamente los residuos para la transformación. Con las buenas prácticas ambientales y el manejo adecuado de los residuos orgánicos, Medellín se consolida como una Ecociudad”, explicó el subsecretario de Gestión Ambiental, Luis Eduardo Cuervo.

Para elegir el lugar en donde está ubicado el centro, el gobierno local evaluó criterios como la distancia hacia los barrios más cercanos para evitar olores, que no estuviera en una zona de riesgo y que contara con cerramiento apto para la magnitud de los residuos orgánicos. 

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Imagen principal: Centro de Transformación de Residuos Orgánicos de Medellín, Colombia.
Fuentes: InnContext, PNUD y Portal RIL.