La pequeña ciudad de Sierra Grande conoce de cerca lo que significa un salto de desarrollo productivo. Con una población de 150 personas en los años 40, el entonces caserío experimentó un crecimiento exponencial gracias al descubrimiento de yacimientos de hierro. Sin embargo, tras haber superado los 10.000 habitantes a inicios de los 90, el pueblo entró en un período de abandono a causa del cierre abrupto de la mina local.
En noviembre de 2021, un anuncio del gobierno argentino despertó nuevas expectativas en este rincón patagónico surcado por las sierras y el mar. En la Cumbre del Clima COP 26, celebrada en Glasgow (Escocia), se informó que la empresa australiana Fortescue tiene interés en invertir U$S 8.400 millones para generar hidrógeno verde a escala industrial en la zona.
“No hay en otra parte del mundo una planta como la que pensamos hacer en Río Negro. Es un lugar ideal por los vientos y el acceso al océano. A nivel global, estamos planeando entregar 15 millones de toneladas de hidrógeno verde renovable al mundo para 2030, aumentando a 50 millones de toneladas en la próxima década”, dijeron desde la compañía inversora.
El proyecto prevé generar 15.000 empleos y más de 40.000 puestos de trabajo indirectos. Para una localidad que sufrió en carne propia el despoblamiento se trata, en general, de una buena noticia. Pero también reina la cautela frente a los tiempos de la política y la falta de infraestructura urbana que soporte un nuevo boom poblacional.
Una nueva fuente de energía
El hidrógeno verde, también llamado hidrógeno renovable o e-Hydrogen, fue elogiado por el empresario Bill Gates como “la mejor innovación en los últimos años para combatir el efecto invernadero”.
Como tal, el hidrógeno en sí mismo es el elemento químico más abundante del universo. Para ser una fuente de energía, requiere de otros procesos que lo separen de los compuestos en los que se encuentre. “El hidrógeno verde se obtiene por electrólisis a partir de fuentes renovables (como la eólica). Este proceso consiste en la descomposición de las moléculas de agua (H2O) en oxígeno (O2) e hidrógeno (H2)”, explica el sitio Chequeado.
En la ciudad de Kobe (Japón), el hidrógeno verde ya se utiliza para producir calor y electricidad para el hospital local y otras instalaciones. En 2017, esta nación asiática fue la primera del mundo en elaborar una estrategia basada en el elemento químico para reducir sus emisiones de carbono.
Para que los proyectos de semejante escala funcionen, se requiere de la presencia de otras fuentes de energía renovables previas. En el caso de Sierra Grande, en Río Negro, hace falta construir nuevos parques eólicos, una planta de generación de energía, un sistema de transmisión eléctrica, una planta desalinizadora del agua del mar y un puerto de alta complejidad, entre otras grandes inversiones.
Obras para potenciar el desarrollo local
En el gobierno local reconocen que hace falta más desarrollo para recibir el megaproyecto australiano. “Desde el Consejo Federal de Inversiones se están contratando equipos técnicos para tener una batería de obras con el fin de poner en condiciones la infraestructura del lugar. Este año empezaron a trabajar 18 urbanistas para planificar el ordenamiento territorial y los lineamientos de cómo debería crecer la ciudad, es decir, viviendas, centros comerciales, escuelas, etcétera”, afirmó el secretatio general de Gobierno de Río Negro, Daniel Sanguinetti.
Según las autoridades, otros equipos trabajan para extender la red de internet, continuar con el asfaltado de la zona y empezar a fomentar la producción de alimentos en pueblos cercanos. También hay pedidos para mejorar las redes locales de agua y gas.
Frente a las expectativas por el posible desarrollo, también existen grupos detractores a la instalación de las plantas de hidrógeno verde. Exigen que haya participación indígena en las tratativas y argumentan que se “sacrificarán casi un millón de hectáreas” para las obras de infraestructura. Además, advierten por la cercanía del nuevo Parque Nacional Islote Lobos, ubicado en el golfo de San Matías.
Hasta agosto de 2022, el megaproyecto se encuentra en etapa de “prefactibilidad”. La firma australiana ya adquirió campos entre Río Negro y la vecina provincia de Chubut para empezar a instalar nuevos molinos. Y si bien ya existe una ley local que aprueba la instalación de la planta, se esperan nuevos marcos regulatorios nacionales para avanzar con el llamado “combustible del futuro”.
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Imagen principal: vista aérea de Sierra Grande. Turismo de Río Negro.
Redacción +Comunidad.
