Chile es un país reconocido por su belleza natural y su diversidad cultural. En la región costera del sur, los bosques templados cubren gran parte del territorio y son el hogar de comunidades ancestrales. En 2017, en el marco de un programa de desarrollo territorial del municipio de Valdivia, agricultores locales solicitaron la creación de una ruta que muestre la variedad de emprendimientos turísticos en la zona.
Así surgió la Ruta Lafkenche, que se extiende por la costa de la región de Los Ríos y el corazón de la selva valdiviana. Justamente, su nombre proviene del mapudungun, idioma de la etnia mapuche, y significa “tierra del mar”. El recorrido no sólo es apreciado por sus paisajes, sino también por permitir una inmersión en el legado de los pueblos originarios.
La iniciativa, impulsada por la Municipalidad de Valdivia, invita a conocer 15 emprendimientos rurales dedicados a la gastronomía típica, el turismo aventura, el senderismo, el hospedaje y la producción de decenas de productos artesanales. La puesta en valor de los servicios y su geolocalización ocurre mediante el Programa de Desarrollo Territorial Indígena (PDTI), orientado a fortalecer las economías de los pueblos originarios en Chile.
Conservación natural y cultural
Uno de los proyectos relevados es el Parque Punta Cóndor, dedicado a proteger la flora y la fauna nativas en los bosques valdivianos. “Vimos que podía ser una atracción turística que también ayude a conservar especies que están en vías de extinción. Se pueden apreciar árboles centenarios y avistar aves en dos senderos autoguiados. Esperamos crear un camping y más miradores”, cuenta Armin Alba, uno de los impulsores de la reserva.
A su vez, en palabras de sus creadores, el parque es un “rescate cultural”. “Esta es una zona Lafkenche. Nuestros antepasados habitaban este lugar y para nosotros tiene algo diferente que merece conservación. Nos gustaría hacer un museo para rescatar el material que se va perdiendo con los años y mantener viva nuestra cultura”, señala Alex Alba, propietario de Punta Cóndor.
En líneas similares se desarrolla el emprendimiento de Herminda Doris Garay, especializado en la producción de algas comestibles nativas como el cochayuyo. “Es una tradición antigua que heredamos de nuestros padres y de nuestros abuelos. Se hace muy artesanalmente, cortamos con varas y cuchillos. Lo demás lo hace la naturaleza”, destaca la agricultura.
El valor de la selva valdiviana
La Ruta Lafkenche apunta hacia la promoción del turismo sostenible y comunitario, fomentando experiencias más “auténticas” y enriquecedoras para los visitantes. Al contactarse con las comunidades indígenas, tienen la oportunidad de sumergirse en su cultura, participar de actividades tradicionales y apoyar directamente su economía local.
El camino emprendedor también despertó un renovado interés en la preservación de la naturaleza. “Estamos en medio de la selva valdiviana, y para nosotros siempre ha sido importante cuidarla. Trabajar con el bosque nativo es fundamental para el desarrollo sostenible de nuestras familias”, remarca Valeria Arriagada, dueña de un proyecto de turismo activo en el lugar.
Esta ecorregión atraviesa los Andes patagónicos y llega hasta la Patagonia argentina. Gracias a su clima lluvioso, es considerado uno de los sitios más biodiversos del mundo. Desempeña un papel crucial en la regulación del clima, la conservación de recursos hídricos y el equilibrio ecológico.
¿Tenés una historia para contar sobre tu pueblo o ciudad? En +Comunidad nos gustaría conocerla y publicarla. Contactanos.
Imagen principal ilustrativa: mujer de la comunidad Lafkenche. Foto de Catalina Juger. tierra.fimi-iiwf.org.
Redacción +Comunidad.