La brecha digital es uno de los principales desafíos de las ciudades en su transición hacia un futuro más inclusivo y tecnológico. Tanto en áreas rurales como en zonas urbanas, la falta de conectividad limita el acceso a oportunidades educativas, laborales y sociales, afectando en especial a los sectores más vulnerables.
A nivel global, los gobiernos locales están tomando medidas para cerrar esta brecha, desarrollando planes estratégicos que incluyen mejoras en infraestructura tecnológica y programas de formación.
Bogotá y Mendoza son ejemplos de cómo las ciudades pueden enfrentar este reto con acciones concretas. Mientras la capital colombiana enfoca su atención en las zonas rurales y en las brechas en el uso y en el acceso a internet, la ciudad argentina ha priorizado la mejora de la infraestructura en todo su territorio, facilitando la inversión privada y la zonificación para la expansión de redes de alta velocidad.
Ambas ciudades, aunque con contextos y enfoques distintos, ya exhiben avances significativos al implementar marcos regulatorios claros y trabajar en conjunto con el sector privado para asegurar inversiones en tecnología. También han demostrado que reducir la brecha digital no sólo implica mejorar el acceso a internet, sino también asegurar que las personas puedan utilizar estas herramientas de manera efectiva, permitiendo un desarrollo económico y social más inclusivo.
A continuación, exploramos los detalles de cada uno de estos planes con las voces de sus protagonistas.
Una estrategia integral para atender la brecha digital
En Bogotá, el acceso a internet en las áreas rurales ha sido históricamente limitado, dejando a miles de personas sin las herramientas necesarias para acceder a oportunidades educativas y laborales. “La parte urbana de la ciudad se encuentra hacia el norte, que concentra sólo el 30% del territorio. Bogotá es predominantemente rural y persiste una cultura campesina muy fuerte. En términos de infraestructuras, como es la red de movilidad y de transporte, siguen estando aisladas del gran centro urbano”, describe Diego Barbosa Molina, líder de Uso y Apropiación de TIC de la Consejería Distrital de TIC. De hecho, ir de un extremo al otro del distrito lleva hasta 4 horas y media por vía terrestre.
Frente a estas inequidades territoriales y segregaciones sociales, la capital colombiana implementa el programa “Conectate Bogotá” con una lógica descentralizadora. Esto se traduce en un enfoque que adapta las soluciones a las necesidades específicas de cada población. Desde el contexto urbano hasta el rural las estrategias varían, pero el objetivo es común: “Que nadie se quede atrás en términos de uso de la tecnología”.
En cuatro años, Bogotá ha sumado 400 puntos de conectividad gratuitos, 1400 buses eléctricos con wifi y 880 escuelas conectadas a banda ancha. Estos esfuerzos se complementan con una inversión de más de 11 millones de dólares en zonas rurales para sortear la falta de incentivos privados para la provisión de servicios de telecomunicaciones.
Inclusión digital con foco en las necesidades puntuales
La estrategia de “Conéctate Bogotá” va más allá de la provisión de acceso a internet. Se enfoca también en garantizar que las personas puedan utilizar las herramientas digitales de manera efectiva, con especial atención en el sector educativo.
Esto incluye la creación de centros de formación que capacitan a la población en el uso de tecnologías digitales, con un énfasis particular en el fortalecimiento de competencias para la economía popular. También se están estableciendo centros digitales con un enfoque específico en la prevención de violencias de género y el empoderamiento de mujeres.
Según las cifras del gobierno bogotano, más de 200.000 personas han sido capacitadas en los últimos años. Barbosa Molina analiza que el desafío es mantener un ritmo constante de progreso que no sea sensible ante cambios gubernamentales y limitaciones presupuestarias. “Otro elemento importante es la divulgación. Una gran fortaleza desde el nivel central del distrito es que tenemos una manera de conectar con la población con un lenguaje muy natural y ágil”, observa.
Cada una de las 72 entidades que componen el gobierno distrital tiene un papel en la implementación de soluciones adaptadas a sus comunidades. Esta estructura permite una respuesta más ágil y específica a las necesidades locales. A nivel central, se realiza un seguimiento y monitoreo continuo para asegurar que los recursos se distribuyan de manera efectiva y que los objetivos de inclusión digital se cumplan.
“Nuestra estrategia tiene la virtud de ser descentralizada, en tanto deja que cada entidad se ocupe con pertinencia de cada población. La descentralización nos ayuda a no hablar en genérico de conectividad, sino agregar esfuerzos diferentes, enfocados, diferencialmente para generar una expectativas más de apropiación”, remarca el especialista.
El camino de Mendoza hacia la ultra banda ancha
En 2020, Mendoza se encontraba entre las ciudades con peor conectividad de Argentina. Ante esta situación, la Municipalidad diseñó un plan integral para reducir la brecha digital y fomentar el desarrollo económico a través de dos pilares: la capacitación en herramientas digitales y la mejora de la infraestructura de conectividad.
Marcelo Guiñazú, subsecretario de Informática y Comunicaciones de la Municipalidad, explicó que una de las claves del Plan de Conectividad de Mendoza fue la aprobación de la Ordenanza N° 4073 para establecer reglas claras e incentivar la inversión privada en la mejora de la infraestructura digital. “Con esto logramos que el privado pudiera visualizar que las reglas de juego estaban sobre la mesa y que eran claras”, analizó.
Uno de los logros más destacados fue la zonificación de la ciudad, que permitió identificar áreas con conectividad insuficiente y planificar inversiones específicas. Gracias a una convocatoria pública, diez empresas de internet invirtieron 20 millones de dólares para mejorar el acceso a más de 67.000 hogares. Guiñazú subrayó que “hoy los vecinos de cualquier lugar de la ciudad tienen como mínimo cuatro proveedores en su puerta. Entonces se mejora el servicio y se reduce el precio”.
Articulación pública-privada con resultados sobre la brecha digital
El trabajo conjunto entre el gobierno y el sector privado permitió llevar fibra óptica a áreas de la ciudad que antes estaban desatendidas. Guiñazú destacó que la estrategia no solo se enfocó en la infraestructura, sino también en garantizar una competencia justa entre los proveedores, lo que benefició a los usuarios con tarifas más accesibles. Además, se propició el uso compartido de la infraestructura para abaratar costos. “Buscamos incentivar la inversión privada de emprendedores y empresas del sector, incrementar la oferta del servicio, mejorar la calidad y lograr un menor costo para los usuarios”, apuntó.
Además, se aprovecharon las obras de mejora urbana para optimizar la instalación de redes. Como parte de la colaboración con la Secretaría de Desarrollo Urbano, se soterraron los cables de las avenidas principales de la ciudad y se eliminaron más de 70 toneladas de cables obsoletos, mejorando también la estética urbana. “Logramos sacar más de 70 toneladas de cables obsoletos de la ciudad”, especificó Guiñazú.
En cuatro años, la inversión privada y un marco regulatorio claro permitieron transformar el acceso a internet en todo el municipio, pasando de 4 a 100 Mbps de ancho de banda promedio, según cifras oficiales. Mendoza pasó de ofrecer un ancho de banda promedio de 4 o 5 Mbps en 2020 a 100 Mbps en 2022. Hoy en día, la ciudad es la segunda con mejor banda ancha del país, detrás de Buenos Aires, y continúa trabajando para mejorar la infraestructura digital, con el objetivo de que “Mendoza sea la ciudad con mejor conectividad de todo el país”.
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Imagen principal ilustrativa, generada con IA. Fuente: Blog Telesemana.