Con motivo del Día Mundial del Agua, el 22 de marzo de 2022 la Organización de las Naciones Unidas (ONU) propuso “hacer visible lo invisible” para establecer una adecuada gobernanza de las aguas subterráneas y hacer frente a la crisis hídrica mundial. El organismo advierte que la situación es especialmente delicada en las áreas rurales de los países menos desarrollados, donde el 74% de la población no tiene acceso al agua potable.
“El agua es un servicio básico y un derecho humano que los Estados deben garantizar por igual a todos los ciudadanos, sin importar en qué parte del territorio vivan o cuánto puedan pagar por el servicio. Mejorar su gestión para lograr agua para todos requiere considerar los marcos y sistemas institucionales que determinan quién puede usarla, cuándo y cómo”, sostiene Luis Felipe López-Calva, subsecretario general adjunto de la ONU y director regional de América Latina y el Caribe.
Compromisos locales en Paraguay
La crisis hídrica, entonces, se presenta más como una cuestión de gobernanza que de disponibilidad propiamente dicha del recurso. En ese sentido, Paraguay se destaca en la región por sus avances en la extensión de las redes hacia las zonas menos desarrolladas. Durante las últimas dos décadas, esta nación redujo las brechas entre sus regiones gracias al establecimiento de nuevos marcos legales y la creación de nuevos modelos de compromiso con comunidades locales.
En las comunidades rurales, el modelo funciona dando la responsabilidad del agua y el saneamiento a las llamadas Juntas de Saneamiento, que están dirigidas por voluntarios. Hay más de 2.500 de estas asociaciones comunitarias en zonas rurales y pequeñas comunidades de las periferias urbanas de Paraguay.
Las juntas no sólo recuperan los costos de mantenimiento y funcionamiento mediante la fijación de tarifas de agua, sino que también devuelven una parte del capital invertido para la construcción de la infraestructura. Una familia rural paga entre 3 y 5 dólares al mes por su servicio de agua potable. La experiencia es distinguida por organismos como el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo.
La ONG Decidamos destacó que Paraguay superó en algunos años sus metas fijadas con respecto al porcentaje de población con acceso a fuentes mejoradas de agua. Sin embargo, advirtió que persisten “diferencias alarmantes” entre algunos departamentos, creando una situación de “derechos con privilegios”.
Más intervenciones rurales y urbana
Otra iniciativa que valoriza el acceso al agua potable en un contexto de escasez es la llevada adelante por la Fundación León en el pueblo de Amaicha del Valle, ubicado en una zona semidesértica de la provincia argentina de Tucumán. El proyecto, del que también participan el gobierno local y la Embajada Suiza, propone una puesta en valor del sistema hídrico de la comuna rural y la creación de talleres de concientización sobre el uso eficiente del recurso.
En la ciudad de Jesús María (Córdoba, Argentina), desde 2020 el plan llamado “El agua en tus manos” busca promover la responsabilidad en el consumo del recurso mediante su medición. Para ello, los agentes municipales se encargan de implementar un programa de recuperación de medidores.
En la Costa del Sol, sobre el litoral mediterráneo español, el hub operativo Dinapsis permite alcanzar “la excelencia en la gestión de los recursos hídricos” en poblados urbanos y rurales. Mediante herramientas de digitalización, el servicio incluye sensorización y seguimiento en tiempo real para optimizar el abastecimiento de agua potable y la gestión de aguas residuales. En este video podés conocer más sobre su funcionamiento:
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Fuente de información: InnContext y +Comunidad.
Fuente de imagen principal: shutterstock.