TRANSFORMANDO CIUDADES
Claves para fortalecer los equipos de trabajo en la gestión pública

La confianza, la comunicación y la cohesión son esenciales para el éxito de un equipo. A partir de las disfunciones señaladas por Patrick Lencioni, exploramos cómo los gobiernos locales pueden transformar sus equipos en grupos de alto rendimiento que impulsen el crecimiento y la efectividad en la gestión municipal.

Fortalecimiento de equipos.

Por Juana Solari Costa (*)

Cuando completamos una tarea en nuestro trabajo, liberamos dopamina. La dopamina es un neurotransmisor que, entre sus varias funciones, proporciona placer, relajación y motivación. 

Diariamente buscamos conectarnos con estas sensaciones que libera este neurotransmisor: cumplimos con pedidos, avanzamos con proyectos y cerramos tareas pendientes. Podríamos decir que, en nuestro trabajo, solemos estar bastante enfocados en lograr resultados.

Pero los resultados exitosos en una organización no dependen únicamente del trabajo bien hecho por un empleado, sino que necesitan de la cohesión y buena comunicación de todos los miembros  involucrados en el proyecto. 

La reconocida consultora McKinsey hizo un estudio que llegó a la conclusión de que una buena comunicación en un equipo de trabajo puede aumentar la productividad de los empleados en un 25%. Y cuanta mayor productividad, mejores resultados. 

En algunos equipos de gobiernos locales, no prevalece una comunicación honesta y fluida entre los miembros del gabinete. Cada secretario suele estar enfocado en sus objetivos y se dificulta la percepción de un gran equipo que está buscando un bien mayor: potenciar y transformar la vida de sus ciudadanos. 

En su libro “Las cinco disfunciones de un equipo”, el autor Patrick Lencioni  comparte cuáles son los obstáculos que todo equipo de trabajo debe superar para ser eficientes, cohesionados y así lograr buenos resultados. Estas disfunciones son exhibidas en forma de pirámide, es decir, la base es el punto de partida que va a dar lugar al resto de los escalones.

1. Falta de confianza en un equipo

La primera disfunción que remarca el autor es la de la falta de confianza en un equipo. Cuando en un equipo no hay lugar para que los miembros se puedan mostrar genuinamente y no existe una cultura donde la vulnerabilidad y la apertura esté validada, los vínculos que se van a crear van a estar basados en la falta de confianza y la distancia. Es esencial que exista un clima de confianza en un equipo de trabajo, donde todas las voces sean escuchadas.

¿Posibles soluciones? Hacer check-ins al comienzo de la semana construye confianza: ya que proporciona un espacio para que los miembros del equipo expresen cómo se sienten y  cómo comienzan la semana. Otra forma de ir construyendo confianza es tener espacios donde puedan compartir, por ejemplo, qué valora cada uno sobre sí mismo y qué logró cada uno este último tiempo en su trabajo -también a nivel personal- y qué es aquello que los desafía. Otras preguntas que pueden generar un intercambio valioso y que cada miembro del equipo puede compartir son: qué siento que aporto al equipo y qué quiero pedirle al equipo.

2. Miedo al conflicto

Si no existe confianza en un equipo, los miembros van a tener miedo al conflicto productivo, es decir, no se va a desarrollar un clima  donde las ideas son desafiadas y hay lugar para traer nuevas propuestas. En consecuencia, se genera un ambiente donde predomina una armonía artificial.

Una gran forma de romper con la armonía artificial es generar espacios de feedback, es decir, retroalimentación. El objetivo del feedback es que se puedan generar conversaciones de crecimiento, donde cada miembro del equipo pone luz en las oportunidades de mejora y las fortalezas que percibe de cada uno de sus compañeros. El fin es que cada miembro del equipo pueda  potenciar sus habilidades.

3. Falta de compromiso

Como las personas no pueden expresar su punto de vista, sus ideas, no se van a apropiar de sus tareas. El resultado es la falta de compromiso de los miembros de un equipo. La motivación de los miembros de equipo surge cuando sus objetivos en el área los interpelan y sus iniciativas y propuestas son tomadas en cuenta. 

Fortalecimiento de equipos.
Los espacios de escucha e intercambios son esenciales para lograr equipos funcionales. Foto ilustrativa: Fauxels (Pexels)

4. Evasión de responsabilidades

Es clave que exista claridad en el rol y las metas esperadas de cada miembro de un equipo. Si no hay un compromiso genuino de los miembros en cumplir con sus objetivos, eventualmente evadirán sus responsabilidades. En un equipo funcional, los miembros son solidariamente responsables. Están enfocados en cumplir sus objetivos y al mismo tiempo, pueden apoyarse en el resto. 

5. Falta de foco en resultados

Finalmente, Lencioni señala que, al prevalecer los problemas anteriores, es probable que no se logren los resultados esperados. No lograr los objetivos planificados en muchas ocasiones termina siendo el emergente visible (“la punta del iceberg”) en el rendimiento de un equipo. Debajo de esa falta de foco en los resultados, pueden existir muchos puntos ciegos relacionados principalmente con cómo se están comunicando los miembros de un equipo. 

Experiencias con equipos en territorios

Durante 2024, a través de los Talleres de Fortalecimiento de Equipos, distintos coaches de la Red de Innovación Local (RIL) viajaron a los municipios que forman parte del Programa +Mujeres Transformando Ciudades. Su objetivo es trabajar con los equipos de gestión en diversas dinámicas que fomentan la confianza, la comunicación y la generación de conversaciones orientadas al crecimiento.

Estos aprendizajes están siendo compartidos e implementados por diversas líderes municipales en Argentina. En el marco del programa, 30 equipos participan en experiencias de fortalecimiento interno que incluyen varias instancias de acompañamiento. Estas iniciativas buscan transformar los equipos de trabajo en grupos de alto rendimiento, capaces de enfrentar desafíos desde una perspectiva más empática y colaborativa, lo que potencia su efectividad y cohesión en la gestión municipal.

Los equipos son sistemas vivos: están en constante cambio y transformación. Al estar en movimiento, no existe ese momento donde todo funcione perfecto y se sostenga inmutable en el tiempo. Es normal y natural que todos los equipos tengan alguna o algunas disfunciones presentes. Si hay entusiasmo en potenciar el funcionamiento de un equipo por parte de los líderes, el primer paso es reconocer dónde hay fallas y verlas como oportunidades de mejora.

(*) Juana Solari Costa es facilitadora del área de Desarrollo de Personas en RIL, licenciada en Comunicación Social, consultora psicológica y profesora de yoga. 

Foto principal ilustrativa. Fuente: RDNE Stock project (Pexels)