América Latina
Por Elisenda Ballesté Buxó, coordinadora de
proyectos de Global Democracy Coalition (*)
La democracia, tanto en nuestra región como en el mundo, enfrenta desafíos sin precedentes. En los últimos años, hemos visto cómo los avances democráticos, que tanto costaron conseguir, han sido puestos en riesgo. Desde la erosión de derechos y libertades hasta el debilitamiento de las instituciones, la región se encuentra en una encrucijada que requiere de respuestas coordinadas y de una sociedad civil fortalecida y activa.
Este foro en Buenos Aires es parte de una serie de cuatro encuentros regionales que forman parte del Foro Global de la Global Democracy Coalition 2025. El 15 de marzo, en Europa, vivimos una experiencia profundamente enriquecedora. Allí discutimos sobre las amenazas a la democracia en el contexto europeo: el auge de movimientos antidemocráticos, la creciente desinformación utilizada como herramienta de manipulación política y el desafío de preservar los valores democráticos en una región donde las tensiones geopolíticas están moldeando nuevas realidades.
Si bien cada región enfrenta retos particulares, los patrones que observamos se repiten. En Europa, por ejemplo, se destacó la importancia de la resiliencia democrática frente a la injerencia extranjera y la manipulación digital. En América Latina y el Caribe, aunque el contexto es diferente, encontramos amenazas similares: ataques a la independencia judicial, persecución de la sociedad civil y el debilitamiento progresivo de las instituciones.

América Latina: de los retos a las oportunidades
El encuentro en Buenos Aires nos permite continuar con la conversación global sobre los desafíos democráticos, pero desde nuestra propia realidad. No podemos permitir que las respuestas a estos desafíos sean diseñadas desde afuera, desconectadas de nuestras experiencias y necesidades. Por ello, el intercambio de estrategias y aprendizajes entre regiones es crucial. Nos permite fortalecer nuestras respuestas colectivas y construir soluciones más efectivas, arraigadas en nuestras realidades.
América Latina y el Caribe han sido históricamente una región de contrastes. Por un lado, hemos sido testigos de movimientos sociales vibrantes, transiciones pacíficas al poder y ejemplos inspiradores de participación ciudadana. Pero, al mismo tiempo, enfrentamos autoritarismos emergentes, debilitamiento institucional, corrupción sistémica y creciente desconfianza en la democracia.
Uno de los principales retos que enfrentamos es la desafección ciudadana. Encuestas recientes muestran que el apoyo a la democracia ha disminuido en varios países. Muchas personas sienten que el sistema democrático no está respondiendo a sus necesidades, lo que abre espacio para narrativas populistas y propuestas autoritarias que ofrecen soluciones rápidas a problemas complejos.
A esto se suman amenazas como la creciente polarización política, el uso de la tecnología para restringir libertades y la criminalización de la protesta social. La región enfrenta además un contexto económico desafiante, con altos niveles de desigualdad y pobreza que, en muchos casos, han sido agravados por la pandemia y crisis posteriores. Todo esto genera un ambiente de desconfianza en las instituciones, debilitando aún más la democracia.
Reconstruir la confianza
Pero no todo es crisis. América Latina también es un laboratorio de innovación democrática. En distintos países, hemos visto esfuerzos extraordinarios por revitalizar la participación ciudadana, por desarrollar nuevas formas de rendición de cuentas y por generar espacios donde la sociedad civil pueda hacer oír su voz. En este foro, tenemos la oportunidad de aprender de esas experiencias, de analizarlas y de pensar en cómo podemos fortalecerlas y replicarlas en otros contextos.
Frente a este panorama, la pregunta que debemos hacernos es: ¿cómo reconstruimos la confianza en la democracia? ¿Cómo garantizamos que las instituciones respondan de manera efectiva a las necesidades de la ciudadanía?
El título de este foro, “Redes de Cambio para la Democracia”, refleja una idea fundamental: ningún gobierno, sociedad civil u organismo internacional puede enfrentar estos desafíos de manera aislada. La colaboración es clave.
Hoy, más que nunca, necesitamos fortalecer nuestras redes de trabajo, generar alianzas estratégicas y aprender de las experiencias de quienes están liderando la defensa de la democracia en contextos difíciles. En este foro, nos enfocamos en cuatro pilares esenciales para este propósito:
- Participación ciudadana y juvenil: La democracia sólo puede sostenerse si la ciudadanía la siente propia. Pero, ¿cómo garantizamos que los jóvenes se involucren activamente en la toma de decisiones? ¿Cómo podemos construir nuevas formas de participación que sean inclusivas y accesibles?
- Resiliencia democrática: ¿Qué estrategias han funcionado en la región para resistir los embates del autoritarismo? ¿Qué ejemplos de resistencia democrática podemos destacar? La resiliencia no se trata solo de resistir, sino de construir alternativas que fortalezcan el tejido social y las instituciones.
- Nuevas amenazas: Desde la desinformación hasta la criminalización de la protesta social, ¿cómo enfrentamos los nuevos desafíos a la democracia? ¿Cómo podemos contrarrestar los ataques a la libertad de prensa y a la independencia judicial?
- Cooperación regional e internacional: ¿Cómo fortalecemos la colaboración entre la sociedad civil, los gobiernos y las instituciones multilaterales para defender valores democráticos? ¿Cómo garantizamos que estos esfuerzos no queden solo en el discurso, sino que generen cambios tangibles?
El poder de los esfuerzos colectivos
Desde la Global Democracy Coalition, creemos firmemente en el poder de la acción colectiva. Nuestra misión es asegurar que la democracia no solo sea defendida, sino también fortalecida. A lo largo de los años, hemos trabajado incansablemente para amplificar las voces de los defensores de la democracia, crear espacios de debate y facilitar la cooperación internacional.
Esta no es solo una conversación. Es una invitación a la acción. Aprovechemos para conectar, compartir estrategias y construir propuestas concretas que podamos llevar más allá de este espacio.
No podemos permitir que la democracia se convierta en un concepto vacío, en una idea desgastada por la inacción o la falta de compromiso. La democracia se construye con cada decisión, con cada espacio de participación, con cada esfuerzo colectivo.
Este foro no es solo un espacio de debate. Es una invitación a actuar. Las conversaciones deben traducirse en estrategias concretas, en compromisos tangibles y en una hoja de ruta para la acción.
La democracia no se protege sola. Requiere compromiso, requiere acción y, sobre todo, requiere que estemos unidos.